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22 de septiembre de 2025 a las 11:20

Velasco: El pintor que no conocías

Sumérjanse en el universo creativo de José María Velasco, un artista que trascendió la mera representación paisajística para convertirse en un observador meticuloso y un científico apasionado. El Museo Nacional de Arte (MUNAL) nos invita a un viaje inédito a través de "Los apuntes del pintor", una exposición que revela la faceta menos explorada de este maestro del siglo XIX. Hasta el 12 de abril de 2026, tendremos la oportunidad única de contemplar 50 piezas, muchas de ellas raramente exhibidas debido a su fragilidad, que desentrañan el proceso creativo de Velasco, desde los primeros bocetos en grafito hasta los óleos sobre papel, pasando por litografías, manuscritos científicos e incluso una fascinante escultura anatómica.

Olvídense del Velasco de los paisajes monumentales. Esta exposición, cuidadosamente curada por Ramón Avendaño, nos invita a adentrarnos en el taller del artista, a ser testigos del nacimiento de sus obras. Imaginen al maestro inclinado sobre su cuaderno, trazando con precisión las líneas que darían vida a sus icónicas vistas del Valle de México. "El trazo previo al óleo, el cuaderno antes del lienzo, la mirada antes de la obra", así define Avendaño el eje central de esta muestra que nos permite descubrir al Velasco investigador, al científico que escudriñaba la naturaleza con la misma pasión con la que la pintaba.

Entre las joyas que nos esperan se encuentra Lumen In Coelo, una obra creada para la Exposición Universal de Chicago en 1892, junto a los bocetos científicos realizados para el Instituto Geológico Nacional y los estudios preparatorios de "La Catedral de Oaxaca". Estos tesoros nos revelan el rigor y la dedicación que Velasco imprimía en cada una de sus creaciones. La escultura anatómica en yeso, procedente de la antigua Academia de San Carlos, es un testimonio elocuente de su dominio técnico y su formación académica.

Pero la verdadera revelación de esta exposición reside en la dimensión científica del artista, un aspecto poco conocido pero fundamental en su obra. Durante 13 años, Velasco se dedicó al estudio minucioso del ajolote, un anfibio endémico de México. Sus investigaciones, publicadas en "La Naturaleza", una revista científica del siglo XIX, fueron tan relevantes que el naturalista Alfredo Dugès propuso que el ajolote llevara su nombre: Ambystoma velasci. Un homenaje que inmortaliza la contribución de Velasco a la ciencia y que nos recuerda que, sin saberlo, cada vez que nombramos a este singular animal, pronunciamos también el apellido del artista.

El Valle de México que Velasco retrató con una mirada casi mística ha sufrido una transformación radical. Donde antes había lagos, volcanes y fértiles campos, hoy se extiende una urbe saturada, con cuerpos de agua contaminados y un paisaje fragmentado. Ante esta realidad, la obra de Velasco adquiere una nueva dimensión, una vigencia crítica que nos interpela como espectadores. No se trata de nostalgia, sino de una advertencia. ¿Qué hemos hecho con ese territorio que Velasco supo contemplar con profundidad y respeto?

La obra de Velasco nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza, a recuperar esa mirada respetuosa y profunda que el artista plasmó en sus lienzos. No solo pintó paisajes, pintó una forma de ver el mundo. Una mirada que, en estos tiempos de cambio acelerado, se vuelve más necesaria que nunca. Aprovechen esta oportunidad única para redescubrir a José María Velasco en toda su complejidad, una experiencia que solo podrán vivir en el MUNAL hasta el 12 de abril de 2026, ya que la fragilidad de las obras impide que la exposición pueda itinerar.

Fuente: El Heraldo de México