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22 de septiembre de 2025 a las 10:30

Evita el Ministerio Público: Protege tus derechos

La violencia no siempre se manifiesta con golpes o gritos. A veces, se esconde tras montañas de papeles, sellos y firmas, tras laberintos burocráticos que desgastan el alma y perpetúan el dolor. Marisol García Walls, escritora mexicana nacida en 1989, lo experimentó en carne propia tras un violento asalto en su hogar. No solo sufrió la intrusión brutal en su espacio íntimo, sino también la fría indiferencia y la ineficacia de un sistema judicial que, en lugar de amparar, revictimiza. Su experiencia, plasmada en el libro Comparecencia (in)voluntaria, es un grito ahogado en medio del silencio cómplice de las instituciones.

García Walls no pretendía narrar su trauma. Planeaba un libro de viajes, una huida quizás, un intento de dejar atrás la sombra del asalto. Pero la memoria, como una herida abierta, se negaba a cicatrizar. Seis años después, la necesidad de explorar ese dolor la condujo a un camino inesperado: la intersección entre la memoria personal y el registro documental. Inspirada por lecturas sobre arte y archivo, encontró la clave para desentrañar su experiencia: la discrepancia entre el recuerdo vívido del asalto y la fría descripción asentada en el acta judicial. Esa discrepancia, ese abismo entre la vivencia y el registro, se convirtió en el corazón de su obra.

Comparecencia (in)voluntaria no es un simple relato testimonial. Es un híbrido, una fusión de géneros que entrelaza el ensayo, el testimonio y la intervención visual para cuestionar el sistema y dar voz a las víctimas silenciadas. García Walls disecciona la "barriga de la bestia burocrática", exponiendo la tragicomedia de las instituciones mexicanas. Recuerda con crudeza cómo, en el módulo de atención a víctimas, la funcionaria pide que pase “la de la violación”, reduciendo su experiencia a una etiqueta, a un trámite más en la cadena de indiferencias. La violencia, en este contexto, trasciende lo físico y se convierte en una herida profunda, una perpetua inseguridad que corroe desde adentro. Escribir, entonces, se transforma en un acto de resistencia, una búsqueda de justicia en un sistema que la niega.

La corrupción no fue una experiencia directa para García Walls, pero sí lo fue la ineficacia y la deshumanización del proceso. Los careos, las certificaciones médicas, todos esos pasos que supuestamente buscan la verdad, se convierten en nuevas formas de violencia, en una revictimización constante. El Estado, denuncia la autora, crea ficciones que intenta hacer pasar por verdades. La declaración, ese documento que supuestamente refleja lo sucedido, se convierte en una tergiversación de la realidad, en una narrativa impuesta que borra la experiencia de la víctima.

El libro de García Walls no se limita a la denuncia. Plantea una pregunta fundamental: ¿cómo enfrentarse a un sistema que perpetúa la injusticia? La autora encuentra una respuesta en la propia naturaleza del archivo. Si el Estado puede manipular el registro, la víctima también puede leerlo a contrapelo, desmontar la ficción oficial y exigir una verdad que le ha sido negada. Comparecencia (in)voluntaria es un llamado a la acción, una invitación a cuestionar el discurso oficial y a construir una narrativa propia, una narrativa que restituya la dignidad y la justicia a las víctimas silenciadas por la burocracia y la indiferencia. Es un libro, en definitiva, que nos invita a reflexionar sobre la violencia invisible que se esconde tras la máscara de la legalidad.

Fuente: El Heraldo de México