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22 de septiembre de 2025 a las 03:40
Engaño de pantalla lo lleva a prisión
La fiebre por las pantallas de 70 pulgadas se apoderó de Campeche, desatando un caos inesperado en varios centros comerciales del estado. Lo que parecía una ganga irresistible, un precio de entre 300 y 547 pesos por una pantalla Phillips que normalmente ronda los 14 mil, se convirtió en la chispa que encendió la polémica y la frustración entre los consumidores.
Las redes sociales fueron el detonante. La noticia del supuesto error en el precio se propagó como la pólvora, atrayendo a decenas de personas a las sucursales de Walmart en Playa del Carmen y Ciudad del Carmen, ilusionadas con la posibilidad de adquirir una pantalla de última generación a un precio irrisorio. La esperanza, sin embargo, se desvaneció rápidamente al toparse con la negativa de los empleados, quienes argumentaron que se trataba de un error evidente y que, por lo tanto, no podían vender las pantallas al precio exhibido.
La decepción se transformó en indignación. Las escenas de tensión se multiplicaron en los pasillos de los establecimientos, con clientes exigiendo el cumplimiento de la supuesta oferta y amenazando con interponer denuncias ante la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) por publicidad engañosa. Algunos alegaban haber viajado largas distancias, invirtiendo tiempo y recursos con la certeza de una compra inmejorable. Otros, más exaltados, increpaban a los empleados, acusándolos de manipulación y falta de ética comercial.
En medio del tumulto, un audaz comprador logró evadir la seguridad y salir de la tienda con una pantalla en su poder. Su victoria, sin embargo, fue efímera. Elementos de la Policía Municipal lo interceptaron rápidamente y lo pusieron a disposición de las autoridades correspondientes. Este incidente, capturado por varios testigos con sus teléfonos móviles, se viralizó rápidamente en redes sociales, alimentando aún más el debate sobre los derechos de los consumidores y las responsabilidades de los comercios.
La PROFECO, aunque aún no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre este caso específico, recuerda que las tiendas están obligadas a respetar los precios exhibidos, salvo en casos de errores evidentes. La clave, entonces, reside en determinar qué se considera un "error evidente". ¿Un descuento del 95% en un producto de alta gama califica como tal? ¿Dónde está la línea que separa una oferta agresiva de un error tipográfico? Estas son las preguntas que flotan en el aire mientras la polémica continúa.
Mientras tanto, la cadena Walmart guarda silencio, sin confirmar ni desmentir el error, ni aclarar su postura respecto a los clientes que se sintieron engañados. La incertidumbre persiste, y la historia de las pantallas a precio de ganga se convierte en un nuevo capítulo en la compleja relación entre consumidores y comercios en la era digital. ¿Se impondrá la letra pequeña o la justicia del consumidor? El desenlace de esta historia aún está por escribirse. Lo que sí es seguro es que este incidente generará un debate importante sobre la transparencia en la publicidad y la necesidad de establecer mecanismos claros para proteger los derechos de los consumidores ante este tipo de situaciones. ¿Será suficiente con una disculpa pública? ¿Debería Walmart ofrecer alguna compensación a los afectados? El tiempo lo dirá.
Fuente: El Heraldo de México