22 de septiembre de 2025 a las 09:35
El PAN, PRI: ¿Ruinas Cuánticas?
La conversación con mi hijo, Ferrán, quien devora las obras de Roger Penrose, me ha dejado reflexionando sobre el concepto de entropía aplicado a la realidad política mexicana. Penrose, ese titán de la física cuántica, postula que el universo no es una línea recta, sino un ciclo de aeones, eras que van de la baja a la alta entropía, del orden al caos, para luego renacer. Imaginen el universo como un fénix que se consume en el fuego del desorden para renacer de sus cenizas.
Y es que la entropía, esa medida del caos, se palpa en la arena política mexicana como un calor sofocante. Los partidos tradicionales, el PAN, el PRI, el PRD, e incluso el caprichoso Movimiento Ciudadano, se asemejan a reliquias de un aeón en declive, atrapados en una espiral de alta entropía. Desde las elecciones de 2024, la oposición se ha fragmentado, un verdadero caos termodinámico donde las alianzas se rompen como cristales, los liderazgos se desvanecen como humo y la capacidad de ofrecer una alternativa real se diluye en un mar de rencores y reproches. Su desorden organizacional, reflejado en su casi simbólica presencia en el Congreso según el Wilson Center, es la evidencia palpable de una energía política que se disipa en acusaciones estériles, como el calor que irradia un cuerpo moribundo.
Ante este panorama desolador, algunos podrían pensar que la solución reside en revertir la entropía, en forzar una consolidación de la oposición. Sería como un viaje al pasado, un intento de regresar a un estado de menor desorden. Pero aquí es donde la analogía con Penrose se vuelve fascinante. El físico argumenta que un viaje al pasado, aunque teóricamente posible, nos enfrentaría a paradojas insalvables o, peor aún, a un universo inestable donde el orden forzado colapsaría sobre sí mismo.
Traducido al contexto político mexicano, ¿qué significaría este viaje al pasado? Un regreso al México pre-2018, al PRI de los escándalos, al PAN de las guerras contra el narcotráfico manchadas por la figura de García Luna, al PRD diluido en el oportunismo. Un retorno a un aeón anterior, donde la aparente estabilidad ocultaba una entropía latente, la entropía de la corrupción sistémica, de la desigualdad rampante, de las privatizaciones salvajes, todo ello documentado en innumerables informes de Transparencia Internacional.
Intentar este viaje no solo es improbable, sino también indeseable. Sería como desafiar la segunda ley de la termodinámica política: "En un sistema político aislado, el ego siempre aumenta, conduciendo al crecimiento irreversible de la entropía organizacional". Los casos de Alito Moreno y Marko Cortés son ejemplos paradigmáticos de esta ley. Sus ambiciones personales, sus cálculos políticos, contribuyen al desorden general, a la incapacidad de construir una alternativa real.
La metáfora penroseana nos invita a una reflexión profunda. En lugar de anhelar un pasado idealizado, el verdadero desafío reside en construir, desde el presente, las condiciones para un nuevo aeón político. Abrazar el flujo del tiempo, superar los ciclos partidistas y las nostalgias facciosas, es la única vía para un verdadero renacimiento. La oposición no puede reciclarse, debe transformarse. Debe emerger de las cenizas del aeón anterior, no como un ave fénix que repite su ciclo, sino como una entidad nueva, capaz de ofrecer una alternativa real, una propuesta que vaya más allá de los rencores del pasado y se proyecte hacia un futuro de verdadera transformación.
Fuente: El Heraldo de México