22 de septiembre de 2025 a las 09:15
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La sombra de la impunidad que durante tanto tiempo oscureció los pasillos del poder en México se disipa poco a poco. La Cuarta Transformación no se limita a pronunciar consignas, sino que las materializa en acciones concretas, demostrando con hechos la ruptura definitiva con el pasado. La captura de Hernán 'N' no es un caso aislado, sino un símbolo, una pieza clave en el rompecabezas que revela la profunda transformación que está viviendo nuestro país. Imaginen un tablero de ajedrez donde las piezas se mueven con la precisión de la justicia, sin importar el color o la jerarquía. Ese es el escenario que hoy presenciamos.
El contraste con el pasado es abismal, como comparar la noche con el día. Recordemos el caso de Genaro García Luna, figura emblemática de la corrupción enquistada en el sistema. Protegido, premiado, encumbrado como un "ejemplo" mientras tejía una red de complicidades con el crimen organizado. Las advertencias se ignoraron, las voces que alertaban sobre sus turbios manejos fueron silenciadas, mientras el engranaje de la corrupción seguía girando a toda velocidad. Incluso después de su detención, el Poder Judicial de entonces actuaba como cómplice, devolviendo fondos a sus allegados. Una burla a la justicia, una bofetada a la sociedad.
El discurso de la oposición, que pretende equiparar a todos los gobiernos, se desmorona ante la evidencia. Intentan sembrar la confusión, presentando una imagen distorsionada de la realidad. Pero el pueblo no se deja engañar. Reconoce la diferencia entre la simulación y la acción, entre la complicidad y la lucha frontal contra la delincuencia. El huachicol, otra llaga profunda en el cuerpo de la nación, es un ejemplo claro. Durante años, el saqueo se permitió, se fomentó incluso, sin que las autoridades movieran un dedo. Era un negocio redondo para unos pocos, a costa del patrimonio de todos.
Con la llegada de la 4T, el panorama cambió radicalmente. Se tipificó el robo de combustible como delito grave, se implementaron operativos conjuntos entre distintas instituciones, se persiguió a los responsables sin importar su nivel de influencia. Se clausuraron gasolineras, se desmantelaron empresas fantasma, se enfrentaron a funcionarios corruptos. La política de "caiga quien caiga" dejó de ser una frase vacía para convertirse en una realidad tangible. Imaginen la magnitud del cambio: de la permisividad y la complicidad a la acción decidida y contundente.
La Cuarta Transformación no solo combate la delincuencia, sino que también ataca las raíces de la corrupción. Se están cerrando las grietas por las que se filtraba el dinero ilícito, se están desmantelando las redes de complicidad que operaban en la sombra. Es una tarea titánica, pero necesaria para construir un país más justo, más equitativo, más seguro. No se trata solo de capturar a los delincuentes, sino de transformar la cultura de la impunidad que durante tanto tiempo reinó en México.
El pueblo de México es testigo de este cambio profundo. Reconoce la diferencia entre un gobierno que pacta con criminales y un gobierno que los combate sin tregua. Entre un gobierno que protege a los corruptos y un gobierno que los lleva ante la justicia. La Cuarta Transformación no es un simple cambio de gobierno, es un cambio de paradigma. Es la esperanza de un futuro mejor, un futuro donde la justicia y la honestidad sean los pilares de la nación. Un futuro donde la impunidad sea un recuerdo del pasado.
Fuente: El Heraldo de México