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22 de septiembre de 2025 a las 09:35

Delicia de Nopal y Maple

La revitalizada alianza entre México y Canadá se presenta como un faro de estabilidad y cooperación en un panorama geopolítico cada vez más complejo. La reciente visita del Primer Ministro canadiense, Mark Carney, a la presidenta Claudia Sheinbaum, no sólo simboliza un reencuentro diplomático, sino que sienta las bases para una estrategia conjunta frente a los desafíos compartidos en América del Norte. Este acercamiento, plasmado en la nueva "Alianza Estratégica" y el ambicioso "Plan de Acción México-Canadá 2025-2028", es una respuesta pragmática a las presiones proteccionistas y a la volatilidad del escenario internacional. Más allá de la retórica diplomática, la alianza se fundamenta en la sólida interdependencia económica que une a ambos países.

El intercambio comercial, que alcanzó los 56 mil millones de dólares en 2024, consolida a México como un socio comercial clave para Canadá, superando a potencias económicas como Alemania y Japón. Esta dinámica, impulsada por el flujo de manufacturas y la integración de las cadenas de valor, demuestra la profunda interconexión productiva forjada a lo largo de tres décadas. La inversión canadiense en México, que supera los 56 mil millones de dólares, se concentra en sectores estratégicos como la minería, la industria automotriz y los servicios, generando empleos y dinamizando la economía mexicana.

El turismo, otro pilar de la relación bilateral, refleja la creciente afinidad entre ambos pueblos. Con más de 2.6 millones de visitantes canadienses en 2024, México se ha convertido en el destino predilecto para los canadienses, un fenómeno que se intensifica en el contexto actual. Este auge turístico, en parte, es una reacción a las políticas implementadas por la administración Trump, lo que reafirma la importancia de México como alternativa turística para los canadienses.

La decisión de Canadá de estrechar lazos con México no es casual. En un mundo marcado por la rivalidad entre Estados Unidos y China, Canadá busca diversificar sus relaciones económicas y reducir su dependencia de la economía estadounidense. La experiencia de 2025, con la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, demostró los costos de una estrategia de distanciamiento con México. El viraje actual, liderado por Carney, prioriza la coordinación con México para fortalecer su posición negociadora y presentar un frente común ante los desafíos regionales.

La próxima revisión del T-MEC, prevista para octubre, se convierte en el escenario ideal para poner a prueba la solidez de esta renovada alianza. La coordinación entre México y Canadá será crucial para minimizar la incertidumbre y garantizar un acuerdo que beneficie a ambas naciones. La seguridad regional, un tema de interés compartido, también ocupará un lugar central en la agenda bilateral. Avances concretos en este ámbito fortalecerán la posición de ambos países y contribuirán a la estabilidad de América del Norte.

En definitiva, la alianza estratégica entre México y Canadá trasciende el ámbito diplomático y se proyecta como un motor de desarrollo económico y estabilidad regional. En un contexto global incierto, la cooperación y la integración se presentan como las herramientas más eficaces para enfrentar los desafíos del siglo XXI. La apuesta por un futuro compartido, basado en el respeto mutuo y la colaboración, es la mejor garantía para la prosperidad de ambos países.

Fuente: El Heraldo de México