22 de septiembre de 2025 a las 09:45
Asegura tu Futuro Energético
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha lanzado una advertencia que resuena con fuerza en el sector energético: el futuro del petróleo y el gas no se define únicamente por la demanda, sino también, y de manera crucial, por la inexorable declinación de la producción en los yacimientos existentes. Este cambio de perspectiva, que pone el foco en los impulsores de la oferta, desmonta las predicciones surgidas tras la caída de la demanda durante la pandemia, como las de Rystad Energy, que anticipaba una reducción drástica del petróleo recuperable.
El panorama actual presenta un reto fundamental: compensar la disminución de la producción, más que satisfacer el crecimiento de la demanda. Desde 2019, la inversión en exploración y producción se destina, en un 90%, a contrarrestar estas caídas. La AIE estima que para 2025 se necesitarán 570 mil millones de dólares en inversión, una cifra que podría mantenerse en el futuro si la producción crece moderadamente. Sin embargo, cualquier recorte en esta inversión podría tener consecuencias significativas, estancando la oferta de petróleo y gas.
Para comprender la magnitud del declive productivo sin nuevas inversiones, es necesario analizar la evolución de la producción. En el año 2000, los campos convencionales aportaban el 97% de la producción mundial de petróleo. Para 2024, esta cifra se redujo al 77%, debido al auge de los campos no convencionales. En el caso del gas natural, con una producción mundial de 4,300 mil millones de metros cúbicos (bcm), el 70% proviene de campos convencionales, mientras que el resto se atribuye al gas esquisto de Estados Unidos.
La AIE, tras analizar 15,000 campos de petróleo y gas, revela que la tasa media anual global de declive post-pico es del 5.6% para el petróleo convencional y del 6.8% para el gas natural convencional. Es importante destacar que las fuentes no convencionales, en su mayoría, presentan tasas de declive aún más pronunciadas.
Las conclusiones del informe son contundentes: para mantener los niveles actuales de producción, se necesitarían más de 45 millones de barriles diarios de petróleo y cerca de 2,000 bcm de gas natural provenientes de yacimientos convencionales para el año 2050. Si además se busca cubrir la brecha de la demanda, manteniendo la producción actual hasta 2050, se requerirían descubrimientos anuales de 10 mil millones de barriles de petróleo y 1,000 bcm de gas natural. Estas cifras ponen de manifiesto la urgencia de invertir en exploración y producción, y la necesidad de diversificar las fuentes de energía para asegurar un futuro energético estable. El debate sobre el futuro del petróleo y el gas se ha transformado. Ya no se trata solo de cuánto consumiremos, sino de cuánto podremos producir, y a qué costo. La sostenibilidad del sector energético depende, ahora más que nunca, de la capacidad de la industria para adaptarse a esta nueva realidad. La transición energética no es una opción, sino una necesidad impuesta por la dinámica de la propia producción.
Fuente: El Heraldo de México