La tranquilidad de la noche sabatina en la colonia Hipódromo Condesa se vio abruptamente interrumpida por un estruendo metálico que resonó en la esquina de Alfonso Reyes e Irapuato. Un elevador, con siete personas a bordo, se precipitó desde el tercer piso, desatando una inmediata movilización de los servicios de emergencia. La escena, iluminada por las luces azules y rojas de las ambulancias y camiones de bomberos, contrastaba con la oscuridad de la noche y la angustia palpable en los rostros de los vecinos que se congregaban alrededor del edificio.

La caída, que inicialmente se reportó desde el segundo piso, fue confirmada posteriormente por Juan Manuel Pérez Cova, director general del Cuerpo de Bomberos de la CDMX, como una caída desde el tercer nivel. Entre los afectados se encontraban tres menores de edad, lo cual incrementó la tensión y la prioridad de la atención médica. Imaginen la desesperación de los padres, la incertidumbre en los rostros de los paramédicos que trabajaban contrarreloj para estabilizar a los heridos.

Mientras los bomberos aseguraban la zona para evitar una posible catástrofe mayor, los paramédicos evaluaban el estado de las víctimas. El aire se llenaba del sonido de las sirenas, las instrucciones de los rescatistas y los murmullos preocupados de los testigos. La SGIRPC, a través de su cuenta de X (antes Twitter), informaba en tiempo real sobre el desarrollo de la situación, manteniendo a la ciudad en vilo. Cada actualización, cada cifra, cada palabra generaba una ola de reacciones y comentarios en las redes sociales.

La cifra de lesionados se mantuvo constante: siete personas, cuatro adultos y tres menores. Sin embargo, la cantidad de personas trasladadas a hospitales cercanos varió en los primeros reportes. Inicialmente se habló de cinco, luego se confirmó que fueron seis las víctimas que requirieron hospitalización: los tres menores y tres adultos. ¿Qué tipo de lesiones sufrieron? ¿Cuál es su pronóstico? Estas son las preguntas que aún resonaban en la madrugada, mientras la incertidumbre se apoderaba del ambiente.

Las autoridades, tras confirmar que no hubo víctimas mortales en el lugar del accidente, mantuvieron una cautelosa reserva sobre las causas del desplome. ¿Se trató de una falla mecánica? ¿Un error humano? ¿Falta de mantenimiento? La investigación apenas comienza y se espera que en las próximas horas se emita un comunicado oficial que arroje luz sobre este trágico incidente.

Mientras tanto, la Hipódromo Condesa, un barrio vibrante y lleno de vida, se sumió en una tensa calma. La mirada de los vecinos se dirigía al edificio donde ocurrió el accidente, un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la seguridad en las estructuras que habitamos. La espera por el comunicado oficial se hace larga, mientras la ciudad contiene la respiración, esperando noticias sobre el estado de salud de las víctimas y las causas que provocaron esta caída que ha conmocionado a la comunidad.