20 de septiembre de 2025 a las 09:20
Despierta la magia en piedra
La Ciudad de México, septiembre de 1847. Imaginen el polvo, el olor a pólvora y miedo, la incertidumbre colgando en el aire como una densa neblina. Las tropas estadounidenses ocupan la capital, las calles hierven a fuego lento con la indignación de un pueblo hastiado. Luis Fernando Granados, en su magistral obra "Sueñan las piedras", nos transporta a ese momento crucial, no a través de los ojos de los generales o los políticos, sino desde la perspectiva de quienes realmente sufrieron la ocupación: el pueblo.
Olvídense de los grandes discursos patrióticos, de las heroicas batallas libradas por hombres de bronce. Granados nos sumerge en el corazón mismo de la revuelta, en las calles angostas y empedradas donde la desesperación se convertía en furia, donde las piedras, literalmente, soñaban con libertad. No se trata de una simple crónica de hechos, sino de una vivísima reconstrucción de la experiencia de la sublevación, una inmersión en las motivaciones, los miedos y las esperanzas de aquellos que se alzaron contra el invasor.
Y es que la ocupación estadounidense no fue la única chispa que encendió la mecha de la rebelión. Granados, con la agudeza que lo caracteriza, desentraña las complejas capas de la sociedad mexicana de la época, una sociedad marcada por profundas desigualdades, donde la identidad nacional era un concepto aún en formación. La revuelta, nos muestra el autor, no se dirigía únicamente contra el extranjero, sino también contra las élites criollas, contra un sistema que perpetuaba la injusticia y la marginación.
Imaginen a esos hombres y mujeres, a menudo olvidados por la historia oficial, levantándose contra la opresión, unidos por un sentimiento de indignación compartida, a pesar de las diferencias de castas, gremios y oficios. "Sueñan las piedras" nos permite escuchar sus voces, comprender sus anhelos, sentir el pulso de una ciudad al borde del abismo.
La obra de Granados no se limita a narrar los hechos, sino que nos invita a cuestionar, a reflexionar sobre la propia naturaleza del conocimiento histórico. El autor no pretende ofrecer respuestas definitivas, sino que, con honestidad intelectual, reconoce las lagunas, las incertidumbres, las ambigüedades propias del oficio del historiador. Cada página es una invitación a la duda, a la interpretación, a la construcción colectiva del pasado.
"Sueñan las piedras" es más que un libro de historia; es una experiencia, una ventana abierta al pasado que nos permite comprender mejor nuestro presente. Es un recordatorio de que la historia no se escribe únicamente en los palacios y los campos de batalla, sino también en las calles, en las casas, en los corazones de la gente común. Es una obra imprescindible para quienes buscan una visión más completa, más humana, más justa de la historia de México. Y es, sin duda, un homenaje a la memoria de Luis Fernando Granados, un historiador que supo dar voz a los sin voz, a aquellos que soñaron con un futuro mejor, a aquellos que, a pesar de todo, siguieron luchando.
Fuente: El Heraldo de México