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20 de septiembre de 2025 a las 21:30

Amenaza y Desaparición en Oaxaca

La angustia se palpa en el aire, espesa como la niebla que cubre las montañas oaxaqueñas. Han pasado más de dos meses desde que Erick Jair Pérez Limón, un joven de apenas 21 años, se desvaneció sin dejar rastro. Su padre, Julián Pérez López, lo recuerda con el corazón desgarrado: un muchacho trabajador, alegre, ajeno a las fiestas y los problemas, cuya única "falta" fue enamorarse de la persona equivocada. Un amor que, al parecer, le costó la vida.

La historia de Erick Jair es un relato desgarrador de un romance prohibido, amenazas veladas y una desaparición envuelta en un manto de misterio y posibles influencias. Su novia, Marbella, provenía de una familia que desaprobaba la relación. Su madre, desde Estados Unidos, lo amenazó directamente. Pero la mayor amenaza latente era el padre de Marbella, un hombre con presuntos vínculos con actividades ilícitas en la frontera y con un carácter volátil, que veía en Erick Jair un obstáculo para el control que ejercía sobre su hija.

El 23 de junio, la fecha que marca un antes y un después en la vida de la familia Pérez, Erick Jair recibió una llamada del padre de Marbella. Una cita para “dialogar” que se convertiría en una trampa mortal. Las cámaras de seguridad de los vecinos, mudos testigos de la tragedia, registraron cómo un coche blanco merodeaba la casa de Erick Jair antes de su partida y cómo otros vehículos lo siguieron tras su salida. Julián, con la desesperación clavada en la mirada, reconstruye los hechos: “Lo interceptaron a medio camino; ahí fue donde lo levantan y se lo llevan”.

La desaparición de Erick Jair ha dejado un vacío insoportable en su familia. Julián, incansable en su búsqueda, ha recorrido cada rincón, ha tocado cada puerta, ha implorado por ayuda a las autoridades y a la sociedad. Su voz, quebrada por el dolor, denuncia la lentitud de las investigaciones, la falta de una orden de aprehensión contra el principal sospechoso, un hombre con posibles conexiones en el Poder Judicial y la Fiscalía del Estado. Una red de influencias que, según Julián, podría estar entorpeciendo el caso.

La incertidumbre se agudiza con la repentina huida de Marbella, su hermana y su padre, quienes abandonaron su hogar sin dar explicaciones, sin siquiera preguntar por el paradero de Erick Jair. Un silencio que grita culpabilidad. Según Julián, el padre de Marbella le habría dicho a su hija que Erick Jair se había fugado, una versión que no hace más que alimentar las sospechas.

La tragedia de Erick Jair no se limita a su desaparición. Meses antes, había sido víctima de una brutal agresión, un caso que, al igual que su desaparición, permanece sin resolver. Julián, con la voz cargada de impotencia, se pregunta: “¿Qué estamos esperando? ¿Que desaparezca otro de mi familia? ¿Que me maten a mí? ¿Que me desaparezcan?”.

El clamor de justicia de Julián Pérez resuena en cada palabra, en cada gesto. Su lucha por encontrar a su hijo es también una lucha contra la impunidad, contra la corrupción, contra la indiferencia. Un llamado desesperado a la sociedad, a las autoridades, a la conciencia colectiva. ¿Dónde está Erick Jair? La pregunta sigue sin respuesta, perdida en el laberinto de la injusticia. Mientras tanto, la esperanza, tenue como una vela en la oscuridad, se mantiene encendida en el corazón de un padre que se niega a rendirse. Un padre que busca a su hijo, un hijo que busca justicia.

Fuente: El Heraldo de México