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20 de septiembre de 2025 a las 16:05

Alerta Metro CDMX: Retrasos de hasta 30 minutos.

El caos matutino se apoderó una vez más del subterráneo capitalino. La promesa de un sábado tranquilo se desvaneció para cientos de usuarios del Metro de la Ciudad de México, quienes se vieron atrapados en las garras de la Línea 12 y la Línea A, con retrasos que, según testimonios, superaron con creces los tiempos anunciados por las autoridades.

La Línea Dorada, tristemente célebre por sus problemas históricos, volvió a ser el epicentro de la frustración. La espera se convirtió en una agonizante prueba de paciencia para quienes se dirigían a Mixcoac. Imágenes de andenes abarrotados, rostros cansados y murmullos de descontento circularon por las redes sociales, pintando un cuadro familiar para los usuarios habituales. La estación Calle 11, convertida en una improvisada sala de espera, fue testigo de la indignación creciente. Media hora, cuarenta minutos… el tiempo se estiraba como un chicle, mientras la incertidumbre se apoderaba de los pasajeros. ¿Una avería? ¿Un incidente en las vías? Las preguntas flotaban en el aire, sin respuesta aparente.

Mientras tanto, en la Línea A, la historia se repetía con matices similares. La promesa de una conexión rápida entre Pantitlán y La Paz se transformó en una lenta agonía. Veinte minutos detenidos en Acatitla, según reportes, convirtieron el trayecto en una odisea. La impaciencia se hacía palpable en cada vagón, alimentando la sensación de abandono y desinformación. La respuesta oficial, un escueto mensaje sobre la "agilización de la circulación", parecía una burla para quienes, con el reloj en contra, veían sus planes sabatinos desmoronarse.

La falta de transparencia por parte del STC Metro avivó las llamas de la crítica. La ausencia de información precisa sobre las causas de los retrasos generó especulaciones y teorías que se propagaron como la pólvora en redes sociales. ¿Fallas técnicas? ¿Falta de personal? ¿Problemas de mantenimiento? La opacidad alimentó la desconfianza y la sensación de que las autoridades no estaban a la altura de las circunstancias.

Más allá de los minutos perdidos, estos retrasos destapan una problemática más profunda: la necesidad urgente de invertir en la modernización y el mantenimiento del sistema de transporte más importante de la capital. Las constantes fallas y los retrasos crónicos no solo afectan la movilidad de millones de personas, sino que también impactan en la economía y la calidad de vida de la ciudad. ¿Hasta cuándo los usuarios tendrán que soportar este tipo de situaciones? ¿Cuándo se priorizará la eficiencia y la seguridad del Metro por encima de otros intereses? Las preguntas siguen en el aire, esperando respuestas concretas y, sobre todo, acciones que transformen la realidad del transporte público en la Ciudad de México. Mientras tanto, los usuarios siguen a merced de un sistema que parece tambalearse entre la ineficiencia y el abandono.

Fuente: El Heraldo de México