La tragedia de la explosión en el Puente de la Concordia, Iztapalapa, continúa dejando un profundo dolor en la comunidad. Omar García Escorsa, cariñosamente conocido como "El Barritas", se suma a la lista de víctimas que perdieron la vida a causa de este terrible accidente. A sus 28 años, Omar era un joven comerciante que, a pesar de las dificultades, luchaba día a día para salir adelante. Su pequeña vivienda, ubicada cerca del puente, fue consumida por las llamas, dejándolo con quemaduras que alcanzaron el 90% de su cuerpo. A pesar de la gravedad de sus heridas y de permanecer internado en el hospital del IMSS en Texcoco, Omar se aferró a la vida durante varios días, mostrando una fortaleza admirable que conmovió a familiares y amigos. Lamentablemente, la batalla fue demasiado ardua y el pasado martes, 16 de septiembre, sucumbió a las severas quemaduras en sus vías respiratorias.

Su partida deja un vacío inmenso en la comunidad de Chimalhuacán, donde era conocido por su espíritu trabajador y su dedicación a sus negocios. Vecinos y amigos se unieron al dolor de la familia, recordándolo como un joven emprendedor y tranquilo, que se esforzaba por ganarse la vida honradamente. "Salía temprano a trabajar, como todos, con el ajetreo del día a día…", comentó una vecina con tristeza, reflexionando sobre la fragilidad de la vida y la importancia de la prevención ante este tipo de incidentes. "Uno debe estar atento a lo de las pipas", añadió, haciendo un llamado a la conciencia ciudadana y a la responsabilidad de las autoridades para evitar futuras tragedias.

El velorio de Omar se llevó a cabo en un panteón de Chimalhuacán, Estado de México, donde familiares y amigos le dieron el último adiós. Su hermano Ricardo, visiblemente afectado, relató los últimos momentos de Omar en el hospital, destacando su valentía y su deseo de vivir. La historia de Omar es un reflejo de la lucha diaria de muchos jóvenes que, a pesar de las adversidades, se esfuerzan por construir un futuro mejor. Su partida nos recuerda la importancia de la solidaridad y la necesidad de implementar medidas de seguridad más estrictas para prevenir este tipo de accidentes que dejan una huella imborrable en la sociedad.

La cifra de víctimas mortales asciende a 22, con 25 personas aún hospitalizadas y 37 dadas de alta. La tragedia de Iztapalapa nos interpela como sociedad a reflexionar sobre la seguridad vial y la importancia de la prevención. El recuerdo de Omar y de todas las víctimas debe servir como un llamado a la acción para que se implementen medidas que garanticen la seguridad de todos los ciudadanos. Es fundamental exigir a las autoridades y a las empresas responsables que se asuman las consecuencias de este terrible accidente y que se tomen las medidas necesarias para evitar que se repita en el futuro. La memoria de Omar y de todas las víctimas debe ser un motor para la construcción de una ciudad más segura y justa para todos.