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19 de septiembre de 2025 a las 05:45

Heroína y artista buscan familia perdida

La tragedia del Puente de la Concordia nos ha arrebatado vidas y ha dejado cicatrices imborrables en la memoria colectiva. La historia de Alicia Matías Teodoro, quien con un acto de amor inconmensurable protegió a su nieta Jazlyn de la furia del infierno, se ha convertido en un símbolo de esperanza en medio del dolor. Imaginen la escena: una explosión ensordecedora, el calor abrasador, el caos y la desesperación. Y en medio de todo, una abuela, con la fuerza que solo el amor puede otorgar, cubre con su cuerpo a su pequeña nieta, absorbiendo el impacto de la deflagración. Un sacrificio que ha conmovido a todo un país. Jazlyn, con quemaduras leves, es un testimonio viviente del heroísmo de su abuela. Su recuperación en un hospital de Galveston, Texas, es seguida con atención y esperanza por miles de personas que se han solidarizado con la familia. La pequeña, ajena a la magnitud de la tragedia y del sacrificio de su abuela, representa la vida que continúa, la posibilidad de un futuro.

El mural de Duek Glez, un homenaje vibrante y conmovedor, captura la esencia del amor de Alicia. La imagen de la abuela con una aureola, cargando a su nieta con ternura, es un recordatorio de que los héroes no siempre llevan capa. Se encuentran en la cotidianidad, en los gestos de amor y protección, en la entrega incondicional. El artista, con su trazo firme y lleno de emoción, ha logrado inmortalizar la imagen de Alicia, convirtiéndola en un símbolo de resiliencia y esperanza para todos los mexicanos. La ubicación del mural, a pocos minutos del lugar de la tragedia, lo convierte en un punto de encuentro para el recuerdo y la reflexión. Un espacio donde el dolor se transforma en admiración y la pérdida en un legado de amor.

Sin embargo, la historia de Duek Glez va más allá de este conmovedor homenaje. El artista, quien ha utilizado su arte como herramienta de denuncia social, lleva consigo una herida profunda: la desaparición de su hermana Fanny. Imaginen la angustia de una familia que busca desesperadamente a un ser querido, la incertidumbre que carcome el alma, la esperanza que se aferra a un hilo. Fanny, una joven artista plástica, desapareció sin dejar rastro, dejando un vacío inmenso en la vida de su familia y amigos. La bicicleta abandonada, la falta de respuestas, el silencio que aturde. Duek, con la misma pasión con la que pintó el mural de Alicia, ha plasmado la imagen de su hermana en un muro, con la esperanza de que alguien la reconozca y pueda aportar alguna información que ayude a encontrarla.

La historia de Alicia y Fanny, dos mujeres unidas por el dolor y la esperanza, nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia del amor y la solidaridad. Dos historias que se entrelazan en el lienzo del destino, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva. La lucha de Duek por encontrar a su hermana, mientras honra la memoria de Alicia, es un testimonio de la fuerza del espíritu humano y la capacidad de encontrar luz en medio de la oscuridad. Un llamado a la empatía, a la solidaridad y a la esperanza en un mundo que a veces parece olvidarse de la importancia de estos valores.

Fuente: El Heraldo de México