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19 de septiembre de 2025 a las 14:05

Héroe pierde manos y vista tras salvar vidas en La Concordia

La solidaridad se ha desbordado en redes sociales ante la historia de Erick Vicente Acevedo Romero, el conductor de la Ruta 14 que, en un acto de heroísmo, regresó a su microbús en llamas para rescatar a pasajeros atrapados tras la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa. Su valentía, sin embargo, ha tenido un alto costo: quemaduras en casi la totalidad de su cuerpo y la posibilidad de perder la vista y las manos. La incertidumbre sobre su futuro contrasta con la certeza de su acto desinteresado, convirtiéndolo en un símbolo de la abnegación humana frente a la tragedia.

Este incidente, ocurrido el pasado 10 de septiembre en el puente de La Concordia, ha conmocionado a la Ciudad de México. La imagen de la densa nube blanca de gas LP escapando de la pipa volcada, preámbulo de la devastadora explosión, se ha grabado en la memoria colectiva. Mientras Erick, cerca de concluir su recorrido desde el metro Ermita hasta Santa Martha, se encontraba en el lugar y momento equivocados, su reacción lo elevó a la categoría de héroe. Abrió las puertas de su microbús para permitir la huida de los pasajeros, pero al percatarse de que algunos permanecían en shock, regresó a pesar del peligro inminente. En ese instante, la explosión lo envolvió en llamas.

La angustia de las horas posteriores se centró en la búsqueda desesperada de Erick. Sus compañeros de la Ruta 14, junto a sus familiares, recorrieron hospitales, aferrándose a la esperanza. Un tatuaje en forma de rosario en una de sus manos fue la clave para su identificación, un detalle que ahora se convierte en un recordatorio tangible de su lucha por la vida. La noticia de su hallazgo, aunque aliviadora, trajo consigo la crudeza de su estado. Intubado, con quemaduras que cubren la mayor parte de su cuerpo, su pronóstico es reservado.

La esposa de Erick, Sharon Segura, ha sido la voz de la familia, compartiendo los testimonios que reconstruyen los momentos previos a la tragedia y la angustia de la búsqueda. Sus palabras, cargadas de dolor y esperanza, han resonado en la sociedad, generando una ola de solidaridad. La petición de la familia para trasladar a Erick a un hospital en el extranjero, emulando el caso de la niña Jazlyn Azulet, refleja la desesperación por brindarle la mejor atención médica posible. Se preguntan si las autoridades capitalinas, al igual que en el caso de Jazlyn, responderán a este llamado.

La ausencia de contacto por parte de la empresa propietaria de la pipa siniestrada añade otra capa de indignación a la tragedia. Mientras Erick lucha por su vida, la familia se enfrenta no solo al dolor y la incertidumbre, sino también a la falta de respuestas y apoyo por parte de quienes, presuntamente, son responsables del incidente. Este silencio, tan ensordecedor como la explosión, clama por justicia y responsabilidad. La historia de Erick Acevedo Romero se convierte así en un llamado a la solidaridad, a la empatía y a la exigencia de justicia en un contexto marcado por la tragedia y la esperanza.

Fuente: El Heraldo de México