Un mes después del trágico asesinato de Ernesto Barajas, líder de Enigma Norteño, el dolor sigue latente en el corazón del regional mexicano. La ausencia del cantante, conocido por su carisma y la potencia de su voz en los corridos, deja un vacío difícil de llenar. Su tumba, convertida en un altar de amor y recuerdo, se ha visto colmada de flores blancas, símbolo de la pureza y la paz que ahora lo envuelven. Cientos de estas flores rodean su lápida, como un abrazo silencioso de quienes lo admiraron y quisieron. Un imponente arreglo de rosas blancas, en forma de alas de ángel, se erige frente a su última morada, representando quizás el anhelo de que su música siga elevándose hacia el cielo.

El pasado 16 de septiembre, fecha en que Ernesto hubiera celebrado un año más de vida, familiares y amigos se reunieron en el cementerio para rendirle un emotivo homenaje. Con la voz entrecortada por la emoción, entonaron sus canciones favoritas, transformando el silencio del camposanto en un concierto lleno de nostalgia y amor. "Te lo pido por favor", de Juan Gabriel, resonó con especial fuerza, convirtiéndose en un himno de despedida y un recordatorio de la profunda huella que Ernesto dejó en sus seres queridos. La lápida, testigo silencioso de este conmovedor tributo, lleva grabada una dedicatoria que resume el sentimiento de quienes lo perdieron: "Juntos en memoria, unidos en el amor eterno. Esposa, hijos y familia". Palabras sencillas pero cargadas de un significado profundo, que reflejan la unión familiar que ni siquiera la muerte puede romper.

A un mes de la tragedia, las incógnitas sobre los autores intelectuales y materiales del crimen siguen sin resolverse. El hermetismo de las autoridades genera incertidumbre y alimenta las especulaciones. Recordemos que el fatal suceso tuvo lugar el 19 de agosto en Zapopan, Jalisco, cuando Ernesto acudió a una pensión a recoger cuatro vehículos. La violencia del ataque, perpetrado por dos hombres armados, no solo arrebató la vida del cantante, sino también la de su compadre, quien lo acompañaba en ese momento. Una empleada de la pensión resultó herida, añadiendo aún más dolor a esta tragedia que conmocionó al mundo de la música regional mexicana.

La investigación continúa, mientras la comunidad artística y los seguidores de Enigma Norteño claman por justicia. La música de Ernesto Barajas, su legado artístico, permanecerá vivo en el recuerdo de quienes disfrutaron de su talento y su pasión por los corridos. Su voz, silenciada por la violencia, seguirá resonando en los corazones de quienes lo amaron y admiraron. La esperanza de que se esclarezcan los hechos y se haga justicia se mantiene viva, como un faro en medio de la oscuridad que dejó su partida. El tiempo, ese juez implacable, será el encargado de revelar la verdad y permitir que la memoria de Ernesto Barajas descanse finalmente en paz.