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19 de septiembre de 2025 a las 03:25

Corrupción en Toniná: Dueño de Rancho San Antonio alza la voz

La imponente Toniná, la "Casa de Piedra en el Cielo", permanece en silencio, sus secretos mayas ocultos tras un candado de disputas y reclamos. Un silencio que pesa sobre el Valle de Ocosingo, en Chiapas, y que se extiende mucho más allá de sus imponentes 70 metros de altura. Alfonso Cruz Espinosa, propietario del Rancho San Antonio, cuyas tierras abrazan este tesoro arqueológico, ha alzado la voz una vez más, clamando por una solución justa a un conflicto que se ha prolongado por décadas. No se trata solo de piedras, sino del patrimonio de una nación, del sustento de una comunidad y de la justicia que, como la lluvia en la selva, debería regar a todos por igual.

La historia se repite como un eco en las montañas chiapanecas. Recursos aprobados, destinos desviados, promesas incumplidas. Un laberinto burocrático donde el clamor de Cruz Espinosa parece perderse entre los pasillos del poder. 2010, 2012, 2018, 2021, 2023… fechas que marcan un camino de frustración, de reuniones con legisladores, directores del INAH, incluso con el vocero presidencial, sin que la llave que abra las puertas de Toniná aparezca. ¿Dónde quedaron los recursos destinados a la indemnización? ¿Quiénes se beneficiaron de la compra de esas 13 hectáreas que ahora ensombrecen el futuro del sitio? Preguntas que flotan en el aire, esperando respuestas que se escurren como arena entre los dedos.

La acusación de Cruz Espinosa es grave: fabricación de delitos, persecución política. Un peso adicional a la carga que lleva sobre sus hombros, la responsabilidad de un patrimonio que se deteriora mientras la disputa continúa. La imagen de Toniná, con sus esculturas monumentales e inscripciones jeroglíficas, contrasta con la opacidad de las negociaciones. El esplendor de la ciudad maya, que dominó la región entre los siglos VI y X, se ve eclipsado por la sombra de la corrupción.

¿Qué futuro le espera a Toniná? ¿Seguirá siendo un tesoro oculto, víctima de la desidia y la avaricia? La comunidad de Ocosingo, que ve cómo el turismo se desvanece, espera con anhelo la resolución del conflicto. La reapertura de la zona arqueológica no solo significaría la reactivación económica, sino también la recuperación de un símbolo de identidad, un orgullo para Chiapas y para todo México. El llamado de Cruz Espinosa a los tres niveles de gobierno, a los organismos de derechos humanos, es un llamado a la conciencia, a la responsabilidad, a la justicia. Es el grito silencioso de las piedras de Toniná, que anhelan volver a contar su historia al mundo. ¿Quién escuchará?

Fuente: El Heraldo de México