19 de septiembre de 2025 a las 12:45
Bills Imparables
La tensión se palpaba en el aire del Hard Rock Stadium. Los Dolphins, con la urgencia quemándoles en los pulmones, se jugaban el todo por el todo ante unos Bills que llegaban invictos y con la etiqueta de favoritos colgando del cuello. El rugido de la afición local, un torbellino de turquesa y naranja, intentaba empujar a los suyos hacia la heroica remontada. Pero el destino, caprichoso como siempre, tenía otros planes. Una intercepción de Terrel Bernard en el último cuarto, justo cuando el empate parecía acariciarse con la punta de los dedos, apagó las esperanzas de Miami y desató la euforia contenida en el bando visitante. 31-21, un marcador que reflejaba la superioridad de Buffalo, pero que no hacía justicia a la garra mostrada por los Dolphins.
Josh Allen, el mariscal de campo de los Bills, orquestó una sinfonía ofensiva con tres pases de anotación, demostrando una vez más por qué es considerado uno de los quarterbacks más letales de la liga. James Cook, con sus 108 yardas de carrera, fue el complemento perfecto, un martillo pilón que desgastaba a la defensa rival con cada embestida. La maquinaria de Sean McDermott funciona como un reloj suizo, engrasada y precisa, y los Bills siguen su marcha triunfal hacia lo que muchos consideran su destino manifiesto: el Super Bowl.
En la acera de enfrente, la frustración se masticaba como un chicle amargo. La tercera derrota consecutiva de los Dolphins enciende las alarmas y agudiza la crisis en el sur de Florida. El proyecto de Mike McDaniel, que comenzó con tanta ilusión, parece estar encallando en un mar de dudas. La afición, impaciente y desencantada, empieza a cuestionar si Tua Tagovailoa es el hombre indicado para liderar la franquicia. Seis años en la liga y la sensación de que el quarterback hawaiano aún no ha alcanzado su máximo potencial. El fantasma de otra temporada perdedora, como la del 2024 con un balance de 8-9, planea sobre el Hard Rock Stadium.
Mientras tanto, en Buffalo, la ciudad respira optimismo. Los Bills, con un récord impecable de 3-0, se afianzan en el liderazgo de la División Este de la AFC y confirman que son serios aspirantes al título. Tres apariciones en la ronda divisional y dos finales de la Conferencia Americana desde 2020 avalan su crecimiento y consolidan su estatus como una de las potencias de la NFL. La afición, hambrienta de gloria, sueña con ver a su equipo levantar el ansiado trofeo Vince Lombardi. Este año, más que nunca, la esperanza se palpa en el ambiente. El salto de calidad parece estar al alcance de la mano. ¿Será este, por fin, el año de los Bills?
Fuente: El Heraldo de México