El universo ha perdido a una de sus estrellas más brillantes. Con profunda tristeza, México y el mundo entero lamentan la partida de Julieta Fierro Gossman, una mujer cuyo legado se extiende más allá de las estrellas que tanto amó. Su incansable labor como divulgadora científica la convirtió en un faro de conocimiento, inspirando a generaciones a alzar la vista al cielo y preguntarse por los misterios del cosmos. A sus 77 años, Julieta Fierro nos deja un vacío imposible de llenar, pero también una huella imborrable en la historia de la ciencia y la educación en nuestro país.

Más allá de los títulos y reconocimientos, que fueron muchos y merecidos – Investigadora Titular del Instituto de Astronomía de la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, ocupante de la Silla XXV de la Academia Mexicana de la Lengua –, Julieta Fierro será recordada por su pasión contagiosa y su habilidad única para explicar conceptos complejos de forma sencilla y accesible. Logró acercar la ciencia a las masas, desmitificando la figura del científico y demostrando que el conocimiento puede ser emocionante y al alcance de todos.

Su partida nos invita a reflexionar sobre la importancia de la divulgación científica en una sociedad cada vez más compleja. Julieta Fierro comprendió que la ciencia no debe quedarse encerrada en los laboratorios y las aulas universitarias, sino que debe ser compartida y difundida para enriquecer la vida de todos. Su trabajo incansable en museos, planetarios, escuelas y medios de comunicación contribuyó a formar una ciudadanía más informada y crítica, capaz de tomar decisiones basadas en el conocimiento.

Recordamos con especial cariño su participación en la Revista ¿Cómo ves? de la UNAM, donde con su estilo característico, claro y ameno, despertó la curiosidad de miles de jóvenes por la ciencia. En una entrevista concedida a la periodista Gloria Valek, Julieta Fierro compartió su sueño de niña de ser cirquera, un anhelo que, en cierto modo, se vio cumplido a través de su habilidad para maravillar a su audiencia con las historias del universo. En esa misma entrevista, nos dejó una poderosa reflexión sobre el papel de la mujer en la ciencia: "Recalcar que las mujeres podemos ser estupendas científicas". Sus palabras, hoy más que nunca, resuenan como un llamado a la igualdad de oportunidades y al reconocimiento del talento femenino en todos los ámbitos del conocimiento.

Julieta Fierro fue una defensora incansable de la educación y creía firmemente en la necesidad de reestructurar el sistema educativo para aprovechar al máximo la creatividad e inteligencia femeninas. Su legado nos impulsa a continuar trabajando por una sociedad más justa e inclusiva, donde todas las personas, sin importar su género, tengan la oportunidad de desarrollar su potencial y contribuir al avance del conocimiento.

La luz de Julieta Fierro se ha apagado en la Tierra, pero su brillo seguirá iluminando el universo y las mentes de quienes tuvieron la fortuna de conocerla a través de sus enseñanzas. Su recuerdo permanecerá vivo en cada niño que sueña con alcanzar las estrellas, en cada joven que se apasiona por la ciencia y en cada persona que se maravilla ante la inmensidad del cosmos. Su partida nos deja un profundo dolor, pero también una inmensa gratitud por su invaluable contribución a la ciencia y a la sociedad.