18 de septiembre de 2025 a las 06:15
Vuelo récord: 29 horas sin escalas
Prepárense para un viaje épico, una travesía que redefine la conexión entre dos mundos. China Eastern Airlines nos invita a surcar los cielos en su nueva ruta Shanghái-Buenos Aires, un puente aéreo que une dos puntos casi opuestos del planeta. Imaginen, casi 26 horas suspendidos entre las nubes, un vuelo que desafía las convenciones y nos acerca a la magia de lo desconocido. Aunque la aerolínea lo promociona como el “vuelo directo más largo del mundo”, la inclusión de una escala técnica en Auckland, Nueva Zelanda, ha generado debate. ¿Es realmente un vuelo directo si los pasajeros pueden estirar las piernas en tierra firme durante un par de horas? La controversia está servida, y los expertos en aviación ya discuten los matices de la terminología.
Independientemente de la etiqueta que se le adjudique, la ruta Shanghái-Buenos Aires de China Eastern es, sin duda, una proeza de la ingeniería aeronáutica. Un Boeing 777-300ER, una maravilla de la tecnología moderna, será el encargado de transportar a los valientes viajeros a través de una ruta austral, rozando las heladas aguas cercanas a la Antártida. Piensen en la inmensidad del océano bajo sus pies, en la majestuosidad de los hielos eternos. Una experiencia que promete ser tan fascinante como extenuante.
La elección de esta ruta, según la aerolínea, permite ahorrar al menos cuatro horas de vuelo en comparación con rutas más tradicionales. Una optimización que, sin embargo, no evita que el viaje de regreso se extienda hasta las 29 horas. Un desafío para los viajeros más impacientes, una oportunidad para aquellos que buscan sumergirse en la experiencia del viaje en sí misma. ¿Qué libros leerán durante esas largas horas? ¿Qué películas verán? ¿Qué conversaciones surgirán entre los pasajeros, unidos por la aventura compartida?
La escala en Auckland, aunque breve, ofrece un respiro, un momento para reconectar con la tierra firme antes de volver a adentrarse en el vasto océano. Un oasis de dos horas en medio de un viaje épico. Mientras algunos celebran la posibilidad de estirar las piernas y respirar aire fresco, otros se preguntan si esta parada no desvirtúa el concepto de “vuelo directo”. El debate, como decíamos, está abierto.
China Eastern no se limita a presentar una nueva ruta, sino que la enmarca dentro de una visión más ambiciosa: la creación de un “Corredor de la Seda Aéreo” que conecte Asia-Pacífico con Sudamérica. Una iniciativa que busca impulsar el comercio y el intercambio cultural entre dos regiones con un enorme potencial de crecimiento. En este contexto, el vuelo Shanghái-Buenos Aires se convierte en un símbolo, en un puente que une no solo dos ciudades, sino dos continentes.
Comparando con otras opciones, la propuesta de China Eastern, a pesar de su duración, se presenta como una alternativa competitiva. Volar con Air France o Lufthansa, por ejemplo, implica escalas en París o Ámsterdam, con tiempos totales de viaje que rondan las 30 horas. En este panorama, las 29 horas del vuelo de regreso de China Eastern no parecen tan descabelladas.
La carrera por el título del “vuelo más largo del mundo” continúa, con proyectos como el “Project Sunrise” de Qantas, que aspira a conectar Sídney con Londres sin escalas. En este contexto de ambición desmedida, la apuesta de China Eastern por conectar Shanghái con Buenos Aires se presenta como una propuesta audaz, una invitación a redescubrir el placer de viajar, a disfrutar del trayecto tanto como del destino. Porque, al final, ¿no es el viaje la verdadera aventura?
Fuente: El Heraldo de México