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18 de septiembre de 2025 a las 09:25

Trump vs. Pueblo: Realeza en Aprietos

En un despliegue de pompa y circunstancia digno de la realeza británica, el presidente Donald Trump fue recibido ayer en el Castillo de Windsor por el Rey Carlos III. Un encuentro que, si bien revestido de la formalidad propia de una visita de Estado, no ha estado exento de controversia. Tras la cordial bienvenida, el monarca elogió públicamente el "compromiso personal" del mandatario estadounidense en la búsqueda de la paz mundial, destacando su implicación en la resolución de conflictos internacionales. Palabras que resonaron en los salones del histórico castillo, pero que contrastaron con el clamor de las calles londinenses.

Mientras Trump y la Primera Dama, Melania Trump, disfrutaban de un suntuoso banquete ofrecido por la Casa Real, miles de manifestantes se congregaban en el centro de Londres para expresar su descontento con la visita. La segunda visita de Estado de Trump al Reino Unido, un hecho sin precedentes para un presidente estadounidense, ha generado una oleada de protestas que evidencian la polarización que su figura suscita. Bajo el lema "No al racismo, no a Trump", los manifestantes, convocados por la coalición Stop Trump U.K., recorrieron las principales arterias de la ciudad, desde Regent Street hasta el Parlamento, portando pancartas y coreando consignas contra las políticas del presidente estadounidense.

La tensión se palpaba en el aire. Un contramanifestante, que portaba un cartel con la leyenda "Amamos a Trump", fue recibido con abucheos por la multitud, un reflejo del clima de división que ha generado esta visita. Ante la previsión de protestas, la Policía Metropolitana desplegó un dispositivo de seguridad excepcional, con más de 1.600 agentes custodiando las calles. La diversidad de los grupos participantes en las manifestaciones, desde activistas climáticos hasta defensores de los derechos de los palestinos, pasando por organizaciones antirracistas, da cuenta de la amplitud del rechazo a la figura de Trump en el Reino Unido.

Dentro de los muros del Castillo de Windsor, ajeno al bullicio de las protestas, el Rey Carlos III se dirigió a Trump en términos elogiosos, reconociendo su contribución a los esfuerzos diplomáticos internacionales. "Nuestros países trabajan juntos para apoyar los esfuerzos diplomáticos cruciales", afirmó el monarca, haciendo hincapié en el papel de Trump en la búsqueda de soluciones para los conflictos globales. Unas palabras que contrastan con la imagen del presidente estadounidense que se proyecta desde las calles de Londres, donde miles de voces claman contra su presencia. El propio Trump, visiblemente complacido por la recepción, calificó la visita de Estado como "uno de los mayores honores" de su vida. Un honor que, sin embargo, se ve empañado por la sombra de la controversia y la división que su figura genera a ambos lados del Atlántico. La visita de Trump al Reino Unido, más allá de la pompa y el protocolo, ha dejado al descubierto una profunda brecha social y política, un escenario en el que la diplomacia y la protesta se entrelazan en un complejo juego de tensiones. El futuro de las relaciones bilaterales, sin duda, se verá influenciado por las consecuencias de esta controvertida visita.

Fuente: El Heraldo de México