Inicio > Noticias > Seguridad Vial
19 de septiembre de 2025 a las 01:10
¿Quién pasa primero? El reto viral de la glorieta
La confusión en las glorietas mexicanas: un escenario cotidiano que pone a prueba a los conductores. Imaginen el caos: un torbellino de metal y ruido donde la cortesía vial parece haberse esfumado. En la Ciudad de México, Guadalajara y un sinnúmero de ciudades a lo largo y ancho del país, las glorietas se convierten en un campo de batalla donde la incertidumbre reina. ¿Quién tiene la preferencia? ¿El que entra o el que ya circula dentro? La pregunta, aparentemente sencilla, esconde una compleja realidad vial que a menudo desemboca en claxonazos, malentendidos y, en el peor de los casos, accidentes.
La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial (LGMSV), ese faro que debería iluminar el camino hacia una circulación ordenada, establece un principio fundamental: la prioridad la tiene quien ya se encuentra dentro de la glorieta. En nuestro escenario hipotético, el carro azul (B), navegando ya en el torbellino circular, tiene el derecho de paso. El carro rojo (A), ansioso por unirse a la danza vehicular, debe ceder y esperar su turno. Parece simple, ¿verdad? Sin embargo, la práctica dista mucho de la teoría.
La LGMSV, si bien establece la norma general, deja espacio para interpretaciones y matices que, en la vorágine del tráfico, se traducen en confusión. Las señalizaciones, a menudo deficientes o inexistentes, contribuyen al problema. Una glorieta sin la debida señalización es como un barco sin timón, a merced de las corrientes impredecibles del tráfico. Además, la falta de educación vial y la prisa, ese mal endémico de la vida moderna, agravan la situación.
Las sanciones por no respetar la prioridad en una glorieta varían según el reglamento local. Desde una simple amonestación verbal hasta una multa considerable, el abanico de posibilidades es amplio. Pero más allá de la sanción económica, la verdadera consecuencia es el riesgo de un accidente. Un choque en una glorieta puede tener consecuencias devastadoras, desde daños materiales hasta lesiones graves e incluso la pérdida de vidas.
Es crucial, por tanto, reforzar la educación vial. No se trata solo de memorizar las reglas, sino de comprender la lógica que las sustenta. La prioridad en la glorieta no es un capricho, sino una medida de seguridad que busca minimizar el riesgo de colisiones. Debemos internalizar esta norma y aplicarla con diligencia, no solo por evitar una multa, sino por el bienestar propio y el de los demás.
La próxima vez que se aproximen a una glorieta, recuerden: la paciencia es una virtud, y en el contexto del tráfico, puede ser la diferencia entre llegar a nuestro destino sanos y salvos o formar parte de una desafortunada estadística. Observemos con atención, cedamos el paso cuando corresponda y contribuyamos a una cultura vial más segura y respetuosa. Las glorietas no tienen por qué ser un escenario de caos; con un poco de conciencia y cortesía, pueden convertirse en un ejemplo de fluidez y armonía en el tránsito vehicular. La responsabilidad es de todos.
Fuente: El Heraldo de México