19 de septiembre de 2025 a las 02:30
Prepara tu hogar: ¿Resiste un sismo?
La Ciudad de México, una urbe vibrante y llena de historia, se encuentra en una zona de alta sismicidad. Este hecho, ineludible e inherente a su ubicación geográfica, nos obliga a tomar conciencia de la importancia de la prevención y la revisión constante de las estructuras que habitamos. Los sismos del 19 de septiembre de 1985 y del 2017, quedaron grabados en la memoria colectiva como recordatorios dolorosos de la fuerza de la naturaleza y de la vulnerabilidad de nuestras construcciones. No podemos cambiar la naturaleza sísmica de la capital, pero sí podemos prepararnos y minimizar los riesgos.
La recurrencia de los movimientos telúricos en la Ciudad de México se debe a su ubicación sobre el Cinturón de Fuego del Pacífico, específicamente sobre la placa tectónica norteamericana. Esta zona de intensa actividad geológica es propensa a sismos y erupciones volcánicas, lo que nos exige estar siempre alerta y preparados. No se trata de vivir con miedo, sino con responsabilidad y conocimiento.
Es fundamental comprender que el colapso de un edificio rara vez se debe a un único factor. Al igual que el cuerpo humano, una estructura se compone de diversos elementos que trabajan en conjunto para resistir las fuerzas externas. Si estos elementos, como los soportes, las articulaciones y los marcos, presentan deficiencias o daños, la capacidad de la estructura para soportar un sismo se ve comprometida. El mantenimiento adecuado y la atención a las señales de alerta son cruciales para la seguridad de todos.
Después de un sismo, la inspección minuciosa de la estructura es esencial. Grietas, fisuras, desniveles, cualquier anomalía, por pequeña que parezca, puede ser un indicio de daño estructural. Las estructuras, al igual que nuestros cuerpos, envejecen y sufren cambios debido a los movimientos, los asentamientos del terreno y el paso del tiempo. Estos cambios, si no se atienden, pueden debilitar la estructura y hacerla más vulnerable a futuros sismos.
Si detectamos daños estructurales en nuestra vivienda, es imperativo contactar a Protección Civil de inmediato. Un edificio dañado representa un riesgo no solo para sus habitantes, sino también para las personas que transitan cerca. Además de Protección Civil, la Coordinadora de Obras Públicas de la localidad puede brindar información sobre programas de subsidio para la reconstrucción en caso de desastres naturales.
Si bien las edificaciones construidas en los últimos cinco años deben cumplir con las normativas de sismorresistencia, es recomendable que un experto revise la estructura de las viviendas más antiguas, especialmente aquellas construidas antes de 1985. Cualquier modificación a la estructura original, por mínima que parezca, debe ser evaluada por un estructurista calificado. Un pequeño cambio puede alterar la distribución de las cargas y comprometer la integridad de la edificación.
No debemos esperar a que ocurra un sismo para tomar medidas. La prevención es nuestra mejor herramienta. Informarnos, participar en los simulacros, revisar nuestras viviendas y consultar a los expertos son acciones que pueden salvar vidas. La seguridad no es un juego, es una responsabilidad compartida. El Heraldo de México está comprometido con brindar información precisa y oportuna para que todos los ciudadanos puedan tomar decisiones informadas y protegerse a sí mismos y a sus familias.
Fuente: El Heraldo de México