18 de septiembre de 2025 a las 10:20
México: ¿rehén de las farmacias?
La industria farmacéutica global está experimentando una reconfiguración sísmica, y Estados Unidos se erige como el epicentro de esta transformación. La oleada de inversiones multimillonarias anunciadas por gigantes farmacéuticos como GSK, AstraZeneca, Roche, Johnson & Johnson, Abbot Laboratories, Novartis, Sanofi y Eli Lilly, entre otras, no tiene precedentes recientes y plantea interrogantes cruciales sobre el futuro del sector y el papel de otros países, como México, en este nuevo escenario.
No se trata simplemente de cifras astronómicas, sino de una clara apuesta por la innovación, la expansión de la capacidad productiva y el desarrollo de la próxima generación de medicamentos y terapias. La inversión de GSK, por ejemplo, con sus 30 mil millones de dólares destinados a la construcción de laboratorios y fábricas biofarmacéuticas de vanguardia, es un testimonio del potencial que estas compañías ven en el mercado estadounidense. Del mismo modo, la inversión de AstraZeneca, enfocada en manufactura e I+D, subraya la importancia de la investigación y el desarrollo en la búsqueda de soluciones médicas innovadoras.
Es innegable que el tamaño del mercado estadounidense juega un papel fundamental en la atracción de estas inversiones. Sin embargo, no podemos ignorar el impacto de las políticas fiscales implementadas por el gobierno de Estados Unidos. La "Única Gran y Bellísima Ley", con sus incentivos a la depreciación acelerada de inversiones de capital y la deducción inmediata de gastos en I+D, ha creado un entorno altamente atractivo para las empresas farmacéuticas, reduciendo la tasa efectiva de impuestos y maximizando el retorno de la inversión.
Mientras tanto, México, a pesar de los esfuerzos por atraer inversión en el sector farmacéutico, se enfrenta a un desafío considerable. Si bien se han anunciado inversiones por parte de compañías como AstraZeneca, Boehringer Ingelheim, Carnot y Bayer, la magnitud de estas inversiones palidece en comparación con las cifras anunciadas en Estados Unidos. Esta disparidad no solo refleja la diferencia en el tamaño de los mercados, sino también la necesidad de implementar políticas fiscales más competitivas que incentiven la inversión y el desarrollo de la industria farmacéutica en México.
La pregunta clave es: ¿qué puede hacer México para competir en este nuevo panorama? La respuesta no es sencilla, pero sin duda implica una revisión profunda de las políticas fiscales y regulatorias, así como una apuesta decidida por la innovación y el desarrollo de capital humano. Es necesario crear un ecosistema que atraiga la inversión, fomente la investigación y el desarrollo, y impulse el crecimiento de la industria farmacéutica nacional. De no hacerlo, México corre el riesgo de quedar rezagado en la carrera por la innovación y el desarrollo de nuevas terapias, perdiendo una oportunidad invaluable para impulsar su economía y mejorar la salud de su población.
La situación actual exige una reflexión profunda sobre el futuro de la industria farmacéutica en México y la implementación de estrategias que permitan al país competir en un mercado global cada vez más dinámico y exigente. El tiempo apremia y la necesidad de actuar es inminente.
Fuente: El Heraldo de México