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18 de septiembre de 2025 a las 09:35

México en el Mundo: ¿Hacia Dónde Vamos?

La diplomacia mexicana, un pilar fundamental en la construcción de las relaciones internacionales de nuestro país, se encuentra en un momento crucial. La reciente publicación de los lineamientos para la capacitación exprés de titulares de representaciones en el exterior, que no pertenecen al Servicio Exterior Mexicano (SEM), ha encendido un debate crucial sobre la profesionalización y el futuro de nuestra diplomacia. Este nuevo marco normativo, lejos de fortalecer la representación de México en el mundo, abre la puerta a la politización de cargos que deberían estar reservados para profesionales altamente capacitados y con una amplia trayectoria en el ámbito de las relaciones internacionales.

La preocupación que embarga a muchos miembros del SEM, como quien escribe estas líneas, radica en la trivialización de la preparación diplomática. Ingresar al SEM no es una tarea sencilla. Requiere años de dedicación, un profundo conocimiento en diversas áreas, desde historia y economía hasta derecho y cultura internacional, además del dominio de idiomas y habilidades de negociación. El proceso de selección es riguroso, con varias etapas eliminatorias que ponen a prueba las capacidades de los aspirantes. Quienes logramos ingresar, lo hicimos tras una ardua competencia con miles de candidatos, demostrando no solo conocimientos teóricos, sino también aptitudes prácticas y una genuina vocación de servicio a México.

A lo largo de mi trayectoria en el SEM, he sido testigo del compromiso y la dedicación de mis colegas. Hemos invertido tiempo, esfuerzo y recursos en nuestra formación continua, participando en cursos, diplomados, maestrías y diversas capacitaciones a nivel nacional e internacional. Esta constante actualización nos permite afrontar los retos de un mundo globalizado y representar a México con la solvencia y profesionalismo que exige la diplomacia moderna.

La experiencia acumulada a lo largo de los años, las lecciones aprendidas en cada adscripción, el conocimiento profundo de la política exterior mexicana y la capacidad de análisis y negociación, son activos invaluables que no se adquieren en un curso exprés. Estos lineamientos no solo demeritan la labor de quienes hemos dedicado nuestra vida al servicio exterior, sino que también ponen en riesgo la eficacia de la representación de México en el escenario internacional.

Es fundamental comprender que la diplomacia no se improvisa. Se construye con base en la formación académica, la experiencia en el campo y el compromiso inquebrantable con los intereses de nuestro país. La decisión de nombrar a personas sin la preparación adecuada en puestos clave de la diplomacia mexicana no solo afecta al SEM, sino que también tiene consecuencias directas en la imagen y la proyección de México en el mundo.

Es necesario un debate serio y profundo sobre el futuro de la diplomacia mexicana. Debemos apostar por la profesionalización, la meritocracia y la valoración de la carrera diplomática. El SEM, con su larga historia y tradición de servicio, es un activo invaluable para México. Fortalecerlo y protegerlo de la politización es una responsabilidad compartida que nos permitirá afrontar los retos del siglo XXI con una diplomacia sólida, eficaz y comprometida con los intereses de nuestra nación. No podemos permitir que la improvisación y la falta de preparación pongan en riesgo la representación de México en el mundo.

Fuente: El Heraldo de México