18 de septiembre de 2025 a las 10:20
¿Fin del Foro de São Paulo?
Un cambio de marea se siente en América Latina. Tras décadas de influencia de ideologías de izquierda, con la sombra del castrismo extendiéndose por la región a través del Foro de São Paulo, una nueva realidad comienza a dibujarse. No se trata necesariamente de un giro abrupto hacia la derecha, sino de un replanteamiento pragmático. La seguridad, elemento fundamental de cualquier Estado-Nación, recobra su lugar central en la agenda política. Las alarmantes cifras de homicidios en países como Ecuador, Venezuela, Colombia, Honduras y Brasil, exponen la fragilidad de la seguridad ciudadana y la necesidad urgente de un cambio de rumbo.
La paradoja es que, precisamente, Venezuela, otrora adalid del Socialismo del Siglo XXI, se ha convertido en el epicentro de este cambio. La deriva autoritaria de Nicolás Maduro, su supuesta colusión con el narcotráfico y la designación de su régimen como narcoterrorista por parte de Estados Unidos, han generado un efecto dominó en la región. Once países latinoamericanos, incluyendo antiguos bastiones del Foro de São Paulo como Colombia, Perú y Argentina, han alzado la voz contra Maduro, debilitando significativamente la influencia del Foro y su brazo ideológico, el Grupo de Puebla.
Este cambio de postura no se limita a la condena a Maduro. Países como México, Bolivia y Guatemala, si bien mantienen vínculos con el Foro de São Paulo, no parecen dispuestos a arriesgar su capital político defendiendo al régimen venezolano. Sus esfuerzos se centran en corregir los errores del pasado en materia de seguridad, enfrentando al crimen transnacional con acciones concretas en lugar de retórica ideológica.
Este pragmatismo emergente prioriza la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. Representa un alejamiento de las promesas incumplidas del Socialismo del Siglo XXI, un modelo que en la práctica ha generado inestabilidad, crisis económicas y un preocupante aumento de la violencia. El futuro de América Latina parece estar en manos de líderes que entienden que la seguridad no es negociable y que la estabilidad es la base para el progreso. El Foro de São Paulo, con su modelo anquilosado, parece estar perdiendo la batalla frente a la realidad de una región que busca un futuro diferente. Un futuro donde la ideología no esté por encima de las necesidades de su gente.
El viraje hacia la seguridad ciudadana no es una moda pasajera, sino una respuesta a una demanda cada vez más apremiante de la población. La gente está cansada de la violencia, de la inseguridad y de la impunidad. Exige a sus gobiernos acciones concretas para protegerlos a ellos y a sus familias. Este nuevo enfoque pragmático se centra en resultados, en políticas públicas eficientes y en la cooperación internacional para combatir el crimen transnacional. No se trata de abandonar los ideales de justicia social y equidad, sino de entender que estos objetivos solo pueden alcanzarse en un entorno de paz y seguridad.
Fuente: El Heraldo de México