La tensión se palpaba en el ambiente. La semana 8 de La Casa de los Famosos México había designado a sus nominados: Aldo de Nigris, Shiky, Guana y Dalílah Polanco. La tradicional cena de nominados, conocida por ser un hervidero de emociones y polémicas, se presentaba como un escenario potencialmente explosivo, especialmente para Aldo, quien se enfrentaba a los restantes miembros del Cuarto Día. Tras limar asperezas con Shiky por los incidentes del "Congelados", los cuatro nominados urdieron un plan: una broma para sus compañeros. La idea era simular una acalorada discusión durante la cena, culminando con una salida precipitada.

Dalílah, con su talento innato para la actuación, fue la punta de lanza. Salió del comedor fingiendo una furia desatada, refugiándose en el baño. Guana y Shiky, en sus roles de pacificadores, la siguieron, intentando en vano calmarla. La escena, cuidadosamente orquestada, incluyó hasta el dramático lanzamiento de la muleta de Dalílah. Shiky, astuto, añadió leña al fuego con un comentario sobre la supuesta superioridad numérica del Team Noche (tres contra uno) en la cena.

Mientras tanto, Aldo, pieza clave en la estrategia, permaneció en el comedor, simulando una profunda reflexión, como si necesitara un momento a solas para procesar la ficticia disputa. La actuación fue tan convincente que Alexis Ayala y Abelito, preocupados, acudieron a ver qué ocurría. Con gran aplomo, De Nigris les aseguró que todo estaba bien, manteniendo la farsa.

El plan, en teoría, era simple y efectivo. Una broma breve, concisa, que no diera lugar a malentendidos. Sin embargo, la realidad, como suele ocurrir, se impuso. La broma, concebida para ser fugaz, tomó un giro inesperado.

Mar Contreras y Aarón Mercury, desde el principio, vieron a través del engaño. No se dejaron llevar por la teatralidad de Dalílah, manteniéndose escépticos. A pesar de la preocupación inicial de Alexis y Abelito, la casa en general no cayó en la trampa. La farsa se desvaneció rápidamente, casi tan pronto como comenzó.

El punto débil de la broma, irónicamente, resultó ser el propio Aldo. A pesar de haber mantenido la compostura frente a Alexis y Abelito, al reunirse con el resto de los habitantes, no pudo contener la risa al ver a Shiky. Ese gesto de complicidad, esa chispa de humor compartida, desveló la verdad. Mar, con su perspicacia, confirmó sus sospechas. La broma, cuidadosamente planeada, se desmoronó como un castillo de naipes. Guana, entre la frustración y la diversión, reprochó a Shiky su incapacidad para mantener la seriedad.

Este episodio, aparentemente trivial, revela la compleja dinámica que se vive dentro de La Casa de los Famosos. La presión, la convivencia constante, la necesidad de desconectar, generan un ambiente propicio para las bromas y las estrategias, pero también para los malentendidos y las susceptibilidades. La línea que separa la realidad de la ficción se vuelve borrosa, y las emociones, contenidas durante tanto tiempo, afloran en los momentos más inesperados. La Casa, una vez más, nos demuestra que es un microcosmos de la vida misma, donde las risas y las tensiones conviven en un delicado equilibrio.