La tragedia del puente de La Concordia en Iztapalapa continúa dejando una profunda huella en la Ciudad de México. A más de una semana de la explosión, la lucha por la vida de Abril Díaz Castañeda, de 34 años, conmueve a la nación. Con el 95% de su cuerpo cubierto por quemaduras, Abril se aferra a la vida en el Hospital de Traumatología “Victoriano de la Fuente Narváez”, constituyendo el caso más grave entre las víctimas de este terrible suceso. Su historia ha resonado en las redes sociales, donde cientos de personas buscan conocer más sobre la mujer que se ha convertido en un símbolo de la resistencia ante la adversidad.

El miércoles 10 de septiembre, Abril caminaba junto a su novio, Omar Alejandro García Escorsa, cerca del puente de La Concordia. Se dirigían a visitar a una tía de Omar para invitarla a una fiesta, un plan truncado por la devastadora explosión. La imagen de Abril, caminando entre las llamas, desorientada y con quemaduras severas en el paradero de Santa Martha, se ha grabado en la memoria colectiva como una de las escenas más impactantes de la tragedia. Se la ve buscando alivio, vaciándose un bote de agua encima, mientras algunas personas intentan ayudarla a encontrar atención médica.

Su estado de salud, reportado como “muy grave” por la Secretaría de Salud Pública de la Ciudad de México, mantiene en vilo a sus familiares y a la sociedad en general. Nitzia Díaz, hermana de Abril, ha compartido con la prensa la difícil situación que atraviesa su hermana. Intubada y con asistencia mecánica para respirar, Abril lucha contra una infección en la sangre que requiere constantes transfusiones de plasma. A esto se suman las afectaciones renales y las múltiples intervenciones quirúrgicas para tratar las quemaduras.

Madre de cuatro hijos, Abril era el sostén de su familia. Su novio, Omar Alejandro García Escorsa, también víctima de la explosión, falleció el martes 16 de septiembre, dejando un vacío aún más profundo en la vida de Abril y sus hijos. Ante esta desgarradora realidad, Nitzia ha anunciado su intención de iniciar un proceso legal contra la empresa responsable del transporte de gas LP. Su objetivo es asegurar el futuro de sus sobrinos, conscientes de que, incluso si Abril sobrevive, las secuelas de las quemaduras le impedirán trabajar.

La historia de Abril Díaz Castañeda no es solo la de una víctima más de la explosión en Iztapalapa. Es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, de la lucha por la vida en las circunstancias más adversas. Es también un llamado a la reflexión sobre la responsabilidad de las empresas y la importancia de garantizar la seguridad de la ciudadanía. Mientras Abril continúa su batalla en el hospital, su historia nos recuerda la fragilidad de la vida y la necesidad de solidaridad en momentos de tragedia. Su lucha nos inspira a valorar cada día y a apoyar a quienes enfrentan la adversidad con valentía y esperanza. La comunidad espera con ansias noticias sobre su recuperación, orando por un milagro que le permita regresar con sus hijos y reconstruir su vida.