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18 de septiembre de 2025 a las 18:10

Descubren el origen del misterioso Atlas 31

La controversia en torno al cometa 31/Atlas continúa alimentando el debate científico y la fascinación del público. Mientras el reconocido astrofísico Avi Loeb, director del Instituto de Teoría y Computación de la Universidad de Harvard, plantea la intrigante posibilidad de un origen tecnológico extraterrestre, la NASA se mantiene firme en su postura, atribuyendo las inusuales características del cometa a fenómenos naturales, aunque quizás poco frecuentes. Loeb argumenta que la ausencia de una cola cometaria visible, junto con su velocidad excepcionalmente alta – la mayor registrada entre los tres objetos interestelares detectados hasta la fecha en nuestro sistema solar (Oumuamua, Borisov y ahora 31/Atlas) –, podrían indicar una procedencia artificial, sugiriendo incluso que el objeto no viaja a la deriva, sino que fue "enviado intencionalmente". Esta afirmación, tan audaz como controvertida, se basa en anomalías detectadas en el brillo del cometa y su trayectoria.

Sin embargo, Tom Statler, científico principal de la NASA especializado en el estudio de cuerpos pequeños del sistema solar, rebate la hipótesis de Loeb. Statler argumenta que la complejidad y la impredecibilidad inherentes a la naturaleza de los cometas, compuestos por mezclas de polvo y hielo que reaccionan de maneras diversas al calor solar, explican las aparentes anomalías. El científico de la NASA destaca que 31/Atlas, en su comportamiento y composición, se asemeja notablemente a otros cometas conocidos, y que las fluctuaciones en su brillo pueden ser causadas por la sublimación repentina de bolsas de hielo que expulsan grandes cantidades de polvo, un fenómeno observado en otros cometas de nuestro propio sistema solar.

La discrepancia en las interpretaciones de los datos disponibles subraya la complejidad de la investigación científica y la necesidad de un análisis riguroso y exhaustivo. Mientras Loeb invita a considerar la posibilidad, aunque remota, de un origen artificial, Statler aboga por la cautela y la adherencia a las explicaciones más convencionales, basadas en el conocimiento actual sobre la naturaleza de los cometas. El debate, lejos de estar cerrado, se enriquece con cada nueva observación y análisis.

La NASA, por su parte, ha descartado cualquier amenaza potencial del cometa 31/Atlas para la Tierra, asegurando que su trayectoria lo mantendrá a una distancia segura de nuestro planeta, alcanzando su punto más cercano al Sol – dentro de la órbita de Marte – alrededor del 30 de octubre de 2025. La agencia espacial continúa monitorizando el cometa de cerca, utilizando instrumentos como el Telescopio Espacial James Webb, que ya ha realizado observaciones espectroscópicas en el infrarrojo cercano. Los datos recogidos por el Webb son actualmente objeto de estudio y prometen arrojar nueva luz sobre la composición y el comportamiento de este enigmático visitante interestelar. La comunidad científica espera con impaciencia los resultados de estos análisis, que podrían proporcionar evidencias cruciales para resolver el misterio que rodea al cometa 31/Atlas y su verdadero origen. Mientras tanto, la controversia continúa, alimentando la imaginación y recordándonos la inmensidad del universo y los innumerables enigmas que aún guarda.

Fuente: El Heraldo de México