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19 de septiembre de 2025 a las 01:20

Brotes de Coxsackie: ¿En riesgo?

La preocupación se extiende como una sombra sobre Quintana Roo. El fantasma del virus Coxsackie, responsable de la Enfermedad de Manos, Pies y Boca (EMPM), vuelve a asomarse, particularmente en Tulum, donde un jardín de niños registra 34 casos sospechosos. Septiembre de 2025 se tiñe de incertidumbre, y la necesidad de información clara y precisa se vuelve crucial. Padres, educadores y la comunidad en general se preguntan: ¿qué tan peligroso es este virus? ¿Cómo podemos proteger a nuestros niños?

El Coxsackie, un enterovirus perteneciente a la familia de los picornavirus, se ceba principalmente en los menores de cinco años, aunque nadie está completamente a salvo de su alcance. Si bien en la mayoría de los casos la enfermedad se manifiesta de forma leve, su alta contagiosidad la convierte en una amenaza latente. La fiebre, las dolorosas llagas en la boca y las erupciones cutáneas en manos, pies y glúteos son los sellos distintivos de la EMPM.

Dentro de la familia Coxsackie, distinguimos dos tipos principales: A y B. El tipo A es el protagonista habitual de los brotes de EMPM, como el que actualmente mantiene en vilo a Quintana Roo. El tipo B, aunque menos frecuente en este contexto, puede desencadenar complicaciones más serias, como miocarditis o meningitis. Afortunadamente, estas complicaciones son la excepción, no la regla. Sin embargo, la vigilancia médica es esencial.

El virus se propaga con facilidad a través del contacto directo con las secreciones respiratorias, la saliva, el fluido de las ampollas o las heces de una persona infectada. Imaginemos el escenario de un jardín de niños: niños compartiendo juguetes, tocando superficies comunes, abrazándose, un caldo de cultivo perfecto para la propagación del virus. Incluso antes de manifestar síntomas, una persona puede ser contagiosa, lo que dificulta aún más la contención del brote.

Ante la sospecha de infección, se recomienda actuar con prontitud. El reposo, una hidratación adecuada y analgésicos de venta libre para controlar la fiebre y el dolor son las medidas iniciales. Si los síntomas persisten o se agravan, la consulta médica es imperativa. No se debe subestimar la importancia de un diagnóstico profesional.

La prevención es nuestra mejor arma. Lavarse las manos con frecuencia y meticulosidad, desinfectar superficies y objetos, evitar el contacto cercano con personas enfermas y, crucialmente, mantener a los niños con síntomas alejados de la escuela o la guardería. Estas medidas, aunque sencillas, pueden marcar la diferencia entre un brote controlado y una propagación descontrolada.

El cierre temporal del jardín de niños en Tulum, tras el reporte de 34 casos sospechosos, es una medida drástica pero necesaria. Las autoridades sanitarias y educativas del estado han activado los protocolos de vigilancia epidemiológica, incluyendo inspecciones en escuelas y campañas de concientización. La sombra del Coxsackie se extiende más allá de Tulum. Casos similares se reportan en Calkiní, Campeche, lo que sugiere una propagación regional en la Península de Yucatán.

La situación actual exige una respuesta coordinada y responsable. Informarse a través de fuentes confiables, seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y, sobre todo, no caer en el pánico. El Coxsackie es un desafío, pero con las medidas adecuadas podemos proteger a nuestros niños y a la comunidad en general. La vigilancia, la prevención y la acción conjunta son nuestras mejores aliadas en esta batalla.

Fuente: El Heraldo de México