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19 de septiembre de 2025 a las 02:45

¡Boicot a Disney+!

La inesperada suspensión del programa de Jimmy Kimmel ha desatado una ola de indignación y solidaridad en el mundo del entretenimiento. La actriz Tatiana Maslany, conocida por su activismo social y su papel protagónico en "She Hulk", no se ha quedado callada. Su llamado a cancelar las suscripciones a Disney Plus, Hulu y ESPN, plataformas propiedad de Disney, la compañía matriz de ABC, ha resonado con fuerza en redes sociales, amplificando el debate sobre la libertad de expresión y las posibles represalias en la industria. La contundente petición de Maslany, expresada a través de sus historias de Instagram, refleja la creciente preocupación por lo que muchos perciben como una censura a la voz de Kimmel.

El trasfondo de esta controversia se encuentra en los comentarios emitidos por Kimmel en su programa "Jimmy Kimmel Live!" acerca del asesinato de Charlie Kirk, figura prominente del movimiento conservador. Las palabras del presentador, consideradas por algunos como ofensivas e incendiarias, provocaron la reacción inmediata de Nexstar Communications Group, un conglomerado mediático con una amplia red de afiliadas a ABC. La decisión de retirar el programa del aire, según declaraciones de Andrew Alford, presidente de la división de radiodifusión de Nexstar, se basa en la convicción de que los comentarios de Kimmel fueron inapropiados y perjudiciales en un contexto político ya de por sí polarizado.

Sin embargo, esta medida ha generado un intenso debate sobre los límites del humor satírico y la libertad de expresión en la televisión. Muchos se preguntan si la suspensión indefinida del programa de Kimmel, un espacio con una larga trayectoria y una audiencia fiel, sienta un precedente peligroso para la libertad de expresión en los medios de comunicación. ¿Se está utilizando la controversia como pretexto para silenciar una voz crítica? ¿Es proporcional la sanción impuesta a la gravedad de los comentarios? Estas son algunas de las interrogantes que flotan en el aire.

La postura de Tatiana Maslany, al instar a un boicot contra las plataformas de streaming de Disney, añade una nueva dimensión al conflicto. Su llamado a la acción no solo busca expresar solidaridad con Kimmel, sino también ejercer presión sobre la compañía para que reconsidere su decisión. La actriz, conocida por su compromiso con diversas causas sociales, ha utilizado su influencia en redes sociales para amplificar el mensaje y generar un movimiento de protesta entre sus seguidores.

La repercusión del caso Kimmel trasciende el ámbito del entretenimiento. Se ha convertido en un símbolo de la tensión existente entre la libertad de expresión y la responsabilidad en los medios de comunicación. En un clima político cada vez más polarizado, las palabras tienen un peso significativo y las consecuencias de expresar opiniones controversiales pueden ser severas. El futuro del programa de Kimmel sigue siendo incierto, pero la controversia generada ha abierto un debate crucial sobre la libertad de expresión, la censura y el poder de las corporaciones mediáticas en la era digital. ¿Se impondrá la presión pública para el regreso del programa? ¿O marcará este caso un punto de inflexión en la forma en que se abordan las opiniones controvertidas en la televisión? Solo el tiempo lo dirá.

Fuente: El Heraldo de México