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18 de septiembre de 2025 a las 18:15

Bebé fallece junto a su madre en brutal ataque

La sombra de la violencia machista vuelve a cernirse sobre Tijuana. Dos feminicidios en menos de una semana han sacudido a la comunidad, dejando al descubierto la vulnerabilidad de las mujeres y la urgente necesidad de acciones contundentes para frenar esta tragedia recurrente. El último caso, un cruel recordatorio de la brutalidad que acecha, nos presenta a una joven de apenas 20 años, embarazada, arrebatada de la vida en su propio hogar. El escenario: la calle Agricultores de la colonia Sánchez Taboada Produtsa, un lugar que ahora se convierte en símbolo del dolor y la indignación. Al mediodía del 17 de septiembre, tres hombres armados irrumpieron en la vivienda de la víctima, acabando con su vida y la de la criatura que llevaba en su vientre con dos impactos de bala. Imaginen la escena: una tienda de abarrotes, "Milagros", irónicamente nombrada, como testigo mudo de la barbarie. Clientes realizando sus compras cotidianas, ajenos a la tragedia que se estaba desarrollando a escasos metros. Un vehículo blanco, con visibles signos de un choque previo, utilizado por los agresores para llegar al lugar y luego abandonado en la misma colonia, en un intento desesperado por borrar sus huellas, pero dejando una pista clave para la investigación.

La Fiscalía General del Estado de Baja California (FGEBC) trabaja contra reloj para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia. La localización del vehículo, un pequeño triunfo en medio del desconsuelo, ofrece una línea de investigación que se espera conduzca a la captura de los criminales. Sin embargo, la pregunta que resuena en la mente de todos es ¿cuántas más? ¿Cuántas mujeres más tendrán que perder la vida antes de que se implementen medidas verdaderamente efectivas para protegerlas?

Este caso, lamentablemente, no es un hecho aislado. Apenas unos días antes, el 13 de septiembre, Karina Hernández Piza, de 33 años, también fue víctima de la violencia feminicida en la misma ciudad. En un acto de brutalidad inimaginable, su esposo, Juan Baudilio, la apuñaló repetidamente mientras se duchaba, arrebatándole la vida frente a sus dos pequeños hijos. Los niños, testigos del horror, fueron quienes alertaron a las autoridades, quedando marcados para siempre por la tragedia. Juan Baudilio fue aprehendido por la policía municipal, pero la captura del asesino no devuelve la vida a Karina ni borra el trauma de sus hijos.

Estos dos casos, tan cercanos en el tiempo y en el espacio, nos obligan a reflexionar sobre la magnitud del problema y la necesidad de una respuesta contundente por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. No basta con condenar estos actos, se necesitan acciones concretas para prevenirlos. Educación en igualdad, protección efectiva a las víctimas, y un sistema judicial que garantice la justicia, son solo algunos de los pasos necesarios para erradicar esta lacra que nos azota. La vida de estas mujeres, y la de tantas otras, no puede ser en vano. Su memoria debe ser un impulso para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, donde las mujeres puedan vivir libres de violencia. El tiempo de la indignación pasiva ha terminado. Es hora de actuar.

Fuente: El Heraldo de México