Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Geopolítica

18 de septiembre de 2025 a las 09:30

Asia: El Nuevo Centro del Poder

La reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha resonado como un verdadero aldabonazo en el tablero geopolítico mundial. No se trata de una simple reunión protocolaria, sino de la confirmación palpable de un cambio de paradigma: el poder global se desplaza hacia Oriente, y Asia se erige como el epicentro de las tensiones y oportunidades del siglo XXI. Lo que presenciamos es la consolidación de un nuevo orden multipolar, con la OCS como uno de sus principales exponentes, desafiando abiertamente el orden liberal occidental post-guerra, cimentado en instituciones como la ONU, el FMI o el Banco Mundial.

El triángulo estratégico Beijing-Moscú-Nueva Delhi se consolida como el eje vertebrador de este nuevo orden. China, con su ambiciosa iniciativa de la Franja y la Ruta, continúa extendiendo su influencia económica y política a lo largo y ancho de Eurasia. Rusia, a pesar de las sanciones y la guerra en Ucrania, mantiene su peso como gigante energético y militar. E India, con su imparable crecimiento demográfico y económico, aspira a convertirse en un pivote fundamental entre Oriente y Occidente. Si bien existen tensiones inherentes a esta alianza, como las disputas fronterizas entre China e India, la OCS funciona como un mecanismo eficaz para gestionar estas diferencias y construir espacios de cooperación.

Más allá del núcleo central de la OCS, otros actores asiáticos juegan un papel crucial en esta reconfiguración del poder global. Japón, impulsando la iniciativa TIPAT y fortaleciendo sus lazos de seguridad con Estados Unidos, India y Australia, busca consolidar su posición en la región del Indo-Pacífico. Corea del Sur, en una delicada posición geopolítica entre las presiones chinas y la amenaza norcoreana, apuesta por la legitimidad como donador internacional de tecnología y asistencia. Tanto Tokio como Seúl comprenden que en un mundo multipolar la influencia no se limita al poderío militar o económico, sino que reside también en la capacidad de seducir, persuadir y construir narrativas atractivas, lo que se conoce como soft power.

En este nuevo escenario global, el poder se manifiesta en múltiples dimensiones: el poder duro, basado en la fuerza militar y económica; el poder blando, que se sustenta en la cultura y las instituciones; el poder inteligente, que combina diplomacia, desarrollo y defensa; e incluso el poder agudo, capaz de moldear la opinión pública internacional. La OCS, con su propuesta de un mundo multipolar y menos jerárquico, encarna esta transformación, mientras Occidente se encuentra a la defensiva.

Mientras Estados Unidos persiste en su política de "America First 2.0" y Europa intenta reaccionar con iniciativas como "Global Gateway", Asia avanza con proyectos de gran envergadura como el RCEP, un acuerdo comercial que reúne a quince países y representa un tercio del PIB global. Este acuerdo es una muestra contundente de la magnitud del cambio que estamos presenciando. Occidente parece aferrado a un orden en declive, mientras Asia diseña uno nuevo.

Ante este panorama, América Latina, y México en particular, no pueden permanecer indiferentes. Si bien el Plan México busca capitalizar el nearshoring para atraer inversiones, es crucial preguntarnos cómo insertarnos estratégicamente en un mundo donde el poder ya no se concentra en un único polo. Diversificar nuestras alianzas es fundamental para evitar quedar atrapados en una visión limitada, subordinada a los vaivenes de Washington.

El mensaje de la OCS es claro e inequívoco: la multipolaridad es una realidad ineludible. Asia marca la pauta, con el eje Beijing-Moscú-Nueva Delhi como núcleo visible, y alrededor giran actores clave como Japón, Corea, Irán o Turquía. Nos encontramos ante una suerte de "Guerra Fría 2.0", donde las batallas decisivas ya no se libran con arsenales nucleares, sino con rutas comerciales, infraestructuras digitales y la capacidad de construir legitimidad internacional. México debe decidir pronto si quiere ser un mero espectador o un jugador activo en esta nueva partida global.

Fuente: El Heraldo de México