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18 de septiembre de 2025 a las 22:50

Actualización socavón Iztapalapa: Trabajamos 24/7

La angustia se palpa en el aire de la colonia Renovación en Iztapalapa. El socavón, una herida abierta en el asfalto, es un recordatorio constante de la fragilidad del subsuelo capitalino y la amenaza latente que representa para la seguridad de los vecinos. Mario Esparza, al frente de la SEGIAGUA, ha asegurado que se trabaja contrarreloj, en una carrera contra el tiempo y los elementos, para devolver la tranquilidad a la comunidad. "24 horas al día, 7 días a la semana", una promesa que resuena con la urgencia de la situación, un compromiso directo con la ciudadanía afectada y con la propia jefa de Gobierno, Clara Brugada, quien ha demandado la máxima celeridad en la resolución de este problema.

Sin embargo, la tarea no es sencilla. El plazo estimado de 15 a 20 días se antoja un objetivo ambicioso, un desafío a la capacidad de respuesta de las autoridades frente a un obstáculo formidable. Las lluvias, implacables, se presentan como el principal enemigo en esta batalla. Cada gota que cae es una amenaza, un potencial detonante que podría retrasar los trabajos e incluso agravar la situación. El agua, fuente de vida, se convierte en un factor de riesgo, un recordatorio de la compleja relación entre la ciudad y la naturaleza.

La primera fase, la estabilización del terreno, ha sido superada. Estructuras de acero y un marco metálico contienen la voracidad del socavón, impidiendo su expansión y protegiendo las viviendas aledañas. Un respiro, una pequeña victoria en una lucha que apenas comienza. Ahora, el reto es retirar los escombros, el material que se tragó la tierra, para dar paso a la instalación de la nueva tubería. Un proceso meticuloso, que exige precisión y cuidado, donde cada movimiento debe ser calculado para evitar nuevos desprendimientos.

La explicación de Mario Esparza sobre el origen de estos socavones pone de manifiesto la vulnerabilidad de Iztapalapa, un territorio marcado por los hundimientos y la fragilidad de su subsuelo. Las tuberías, vencidas por el peso de la tierra y el paso del tiempo, ceden ante la presión, creando estas peligrosas cavidades. Las lluvias torrenciales, características de la temporada, agravan el problema, arrastrando la tierra y debilitando aún más la estructura del terreno. A esto se suma el impacto del tráfico pesado, camiones de gran tonelaje que transitan a diario por las calles de la alcaldía, sometiendo el asfalto a un desgaste constante.

Iztapalapa y Gustavo A. Madero, dos gigantes de la Ciudad de México, comparten una preocupante predisposición a sufrir estos fenómenos. Conscientes de esta realidad, las autoridades han puesto en marcha un programa de identificación de socavones, utilizando cámaras, sensores y explorando nuevas tecnologías como drones, en una apuesta por la prevención y la detección temprana.

La colaboración ciudadana es fundamental en este esfuerzo. El llamado a la población a reportar cualquier anomalía a través de la línea del agua, H2O o *426, es una muestra de la importancia que se le otorga a la participación de la comunidad. Cada reporte, cada llamada, puede ser crucial para evitar una tragedia, para proteger la vida y el patrimonio de los habitantes. La seguridad es la prioridad, el eje central de todas las acciones emprendidas. Un mensaje claro, contundente, que busca generar confianza y tranquilidad en medio de la incertidumbre.

Fuente: El Heraldo de México