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18 de septiembre de 2025 a las 09:35

Abraza tu bienestar

En el corazón del Paquete Económico 2026, presentado por la presidenta Sheinbaum, se vislumbra no solo una hoja de ruta financiera, sino una declaración de intenciones políticas. Recordando la certera frase de Carlos Monsiváis, "amistad que no se refleja en la nómina es pura demagogia", podemos analizar las prioridades y compromisos del gobierno federal para el próximo año. El énfasis, al igual que en la administración anterior, recae en los programas sociales, con una asignación de 987 mil millones de pesos, un aumento considerable del 14% respecto al año anterior. Programas como la Pensión Mujeres del Bienestar, Salud Casa por Casa y la Beca Rita Cetina, experimentan incrementos presupuestales significativos, consolidando la apuesta del gobierno por la asistencia social directa.

Si bien estos programas han contribuido a mitigar la pobreza en diversas dimensiones, la pregunta crucial radica en su capacidad para abordar los problemas estructurales que aquejan al país. A pesar de la inversión en salud (966 mil millones de pesos), vivienda (399 mil millones), educación (1.1 billones), inversión pública (1.3 billones) y seguridad (201 mil millones), la incertidumbre persiste en cuanto a la distribución específica de estos recursos. ¿A qué proyectos se destinarán? ¿Qué impacto real tendrán en la vida de los ciudadanos? Estas son las preguntas que exigen respuestas claras y transparentes.

Un aspecto que llama poderosamente la atención es la proyección de crecimiento económico para 2026. Con un optimismo que contrasta con las previsiones de organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE, la SHCP estima un crecimiento entre el 1.8% y el 2.8%. Mientras estas instituciones proyectan un crecimiento más modesto, entre el 1.1% y el 1.4%, la estrategia del gobierno se centra en aumentar los ingresos hasta un 6% mediante el incremento de impuestos a productos como bebidas alcohólicas, azucaradas, tabaco, apuestas y juegos de video. Esta apuesta por los llamados "impuestos saludables" genera debate sobre su efectividad y su impacto en los consumidores.

En este escenario, la presidenta Sheinbaum no solo apuesta por los programas sociales como pilar de su gobierno, sino que también busca diferenciarse de su antecesor con un mayor gasto en áreas clave como salud, educación y seguridad, financiado en parte por una mayor recaudación fiscal y la adquisición de deuda. Sin embargo, estas proyecciones optimistas se enfrentan a la volatilidad de la relación con Estados Unidos y la constante amenaza de aranceles. La incógnita reside en si este optimismo se traducirá en resultados tangibles o si, con el tiempo, la palabra "bienestar" se convertirá en un término vacío para la ciudadanía. El futuro económico y social del país dependerá en gran medida de la gestión eficiente de los recursos y la capacidad del gobierno para traducir sus promesas en realidades. El tiempo, como siempre, será el juez implacable de estas decisiones.

Fuente: El Heraldo de México