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17 de septiembre de 2025 a las 18:20

Nivel de Presas Sinaloa: 17 de Septiembre

Tras meses de angustia y tierras resecas bajo el sol implacable, las lluvias de septiembre han traído un respiro a Sinaloa, pintando un paisaje de esperanza en sus presas. El murmullo del agua volviendo a sus cauces se mezcla con el suspiro de alivio de los agricultores, que ven cómo el ciclo de la vida se renueva. Con un 36.8% de almacenamiento a nivel estatal, equivalente a más de cinco mil 700 millones de metros cúbicos, la situación ha mejorado notablemente respecto al 31% reportado el año anterior. Sin embargo, la sombra de la sequía aún no se disipa por completo, y la incertidumbre persiste ante el inicio del ciclo agrícola otoño-invierno.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua), en conjunto con las autoridades estatales, ha confirmado la vital importancia de los escurrimientos provenientes de la sierra para este repunte. Como venas que nutren el corazón del estado, las lluvias de la primera quincena de septiembre han logrado estabilizar los niveles de varias presas, especialmente en la zona norte. Imaginemos la presa Luis Donaldo Colosio, también conocida como Huites, resurgiendo con más del 50% de su capacidad, albergando más de mil 600 millones de metros cúbicos. Un gigante que despierta, junto con la presa Gustavo Díaz Ordaz (Bacurato), que le sigue de cerca con un 52% de almacenamiento. Ambas, según los expertos, son piezas fundamentales para asegurar la producción agrícola en los meses venideros.

No obstante, el panorama no es uniforme. Mientras algunas presas celebran la llegada del agua, otras aún luchan por sobrevivir. La presa Miguel Hidalgo y Costilla, con apenas un 22% de su capacidad, es un reflejo de la fragilidad del sistema. Menos de 700 millones de metros cúbicos la separan del vacío, una situación que se repite en la Josefina Ortiz de Domínguez, con un 21%, y la Adolfo López Mateos, que no alcanza el 27%. Esta realidad genera una profunda preocupación entre los agricultores del centro y norte de Sinaloa, quienes ven comprometida la planificación de sus cultivos, la base de su sustento y el alimento de muchas familias.

En el centro del estado, la presa Sanalona ofrece un respiro, superando el 46% de su capacidad y asegurando, al menos por ahora, el suministro de agua potable para Culiacán y el riego de los campos circundantes. Hacia el sur, la presa Santa María se acerca al 90%, un oasis en medio de la incertidumbre, mientras que la presa Picachos, desbordante de vida, supera el 100% de su capacidad, obligando a realizar descargas controladas para evitar desbordamientos.

A pesar de las buenas noticias, las autoridades insisten en la cautela. El almacenamiento actual no es suficiente para garantizar por completo el ciclo agrícola otoño-invierno, crucial para la economía sinaloense. La producción de maíz, frijol y las hortalizas que se exportan a todo el mundo dependen del agua, un recurso preciado que no podemos dar por sentado.

Ante este escenario, la voz de los especialistas resuena con fuerza: es imperativo invertir en infraestructura que optimice el aprovechamiento de los escurrimientos y minimice las pérdidas por fugas o evaporación. Cada gota cuenta, y es responsabilidad de todos, desde las instituciones hasta cada ciudadano, cuidar el agua, reutilizarla siempre que sea posible y evitar el desperdicio. El futuro de Sinaloa, su agricultura y su gente, dependen de ello.

Fuente: El Heraldo de México