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17 de septiembre de 2025 a las 03:20

Machu Picchu en peligro: ¿Perderá Perú su maravilla?

La sombra de la incertidumbre se cierne sobre la majestuosa ciudadela inca de Machu Picchu. Aquel santuario de piedra, erigido en el siglo XV como un remanso espiritual en el corazón de los Andes peruanos, y reconocido mundialmente como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, se encuentra en una encrucijada. La fundación New7Wonders, la misma que le otorgó este prestigioso título en 2007 tras una votación global sin precedentes, ha lanzado una seria advertencia al gobierno peruano: resuelvan los problemas crónicos de gestión o arriesguen la credibilidad de este tesoro arqueológico.

No se trata de una amenaza vacía. La presión turística, que se prevé superará el millón y medio de visitantes en 2025, está poniendo a prueba la capacidad del sitio para sostenerse. Imaginen la escena: miles de personas transitando a diario por los mismos caminos que recorrieron los antiguos incas, el desgaste inevitable de las piedras milenarias, la fragilidad del ecosistema circundante. Es un desafío monumental que exige una gestión responsable y sostenible.

La fundación New7Wonders no se limita a señalar el problema. Desde hace tiempo, ha extendido una mano al gobierno peruano, proponiendo un plan de transformación que permita conciliar la admiración mundial por Machu Picchu con su preservación. Sin embargo, la respuesta ha sido insuficiente. El incremento descontrolado de precios, las denuncias de irregularidades en la venta de boletos y la precariedad de la infraestructura son síntomas de una problemática que se agrava con el tiempo.

Y como si la presión turística no fuera suficiente, las protestas locales han añadido un nuevo ingrediente a la compleja ecuación. El bloqueo de la vía férrea que conecta Cusco con Machu Picchu ha dejado varados a miles de turistas, generando caos e incertidumbre. Las comunidades locales, cansadas de ser meros espectadores de la bonanza económica que genera el turismo, reclaman una participación más justa en los beneficios. Su voz, silenciada durante demasiado tiempo, ahora resuena con fuerza, exigiendo ser escuchada.

La situación es crítica, pero no irreversible. El Ministerio de Cultura peruano se ha pronunciado, asegurando que la protección de Machu Picchu no está en peligro y que el sitio no figura en la lista de patrimonio mundial en peligro de la UNESCO. Sin embargo, las palabras no bastan. Se necesitan acciones concretas, un compromiso real para abordar los desafíos que amenazan la integridad de este legado invaluable.

El futuro de Machu Picchu pende de un hilo. Es hora de que el gobierno peruano, la comunidad internacional y los propios turistas asuman su responsabilidad. Debemos trabajar juntos para garantizar que esta maravilla del mundo siga inspirando asombro y admiración a las generaciones venideras. No podemos permitir que la codicia y la desidia eclipsen la grandeza de un lugar que nos conecta con la historia y la magia de una civilización ancestral.

Fuente: El Heraldo de México