La tranquilidad de una tarde cualquiera en Tolosa, La Plata, se vio abruptamente interrumpida por la irrupción de la violencia. Un hombre, vestido de negro y con lentes oscuros, ingresó a la Farmacia Navickas sembrando el terror. Las imágenes, captadas por las cámaras de seguridad y rápidamente viralizadas en redes sociales, muestran la crudeza del asalto: el delincuente, pistola en mano, amenaza directamente a las dos empleadas, obligándolas a retroceder hacia la trastienda. El miedo se palpa en el ambiente, en la tensión de los cuerpos, en la obediencia inmediata de las víctimas.

Afortunadamente, las empleadas, de 38 años, salieron ilesas del incidente inicial. Sin embargo, la historia no termina ahí. La rápida activación del botón de pánico por parte de una de ellas desató una cadena de eventos que culminaría en tragedia. La policía, alertada de la situación, llegó al lugar justo cuando el asaltante, identificado posteriormente como Rodrigo Nazareno Delgado Moreno, de 25 años, intentaba escapar en una bicicleta robada. Lo que siguió fue una persecución a alta velocidad, un intercambio de disparos que resonó en las calles de Tolosa, sembrando el pánico entre los vecinos. Un video aficionado, grabado por un testigo desde su ventana, captura la intensidad del momento: el sonido de las sirenas, los gritos, los disparos que rompen la calma vespertina.

La huida de Delgado Moreno terminó en las calles 531 y 3, donde finalmente fue alcanzado por las balas policiales. A pesar de ser trasladado de urgencia al Hospital Rossi, el joven falleció a causa de las heridas recibidas. El desenlace fatal dejó una estela de preguntas y consternación en la comunidad.

La investigación posterior reveló que Delgado Moreno portaba una pistola Bersa calibre 380, municiones, dinero en efectivo, un morral y, por supuesto, la bicicleta que había utilizado en su intento de fuga. Pero la historia no se limita a este único incidente. Las autoridades confirmaron que el joven tenía antecedentes penales y estaba siendo investigado por otros delitos cometidos en la zona durante el fin de semana previo al asalto a la farmacia. Este dato añade una capa de complejidad al caso, planteando interrogantes sobre la escalada de violencia y la posible conexión entre los diferentes crímenes.

El caso de la Farmacia Navickas se convierte, lamentablemente, en un reflejo de la inseguridad que aqueja a muchas comunidades. Más allá del robo en sí, el incidente pone de manifiesto la vulnerabilidad de los trabajadores, la rapidez con la que una situación puede escalar hacia la violencia extrema y las consecuencias, a menudo trágicas, que se derivan de estas situaciones. La viralización de los videos, por un lado, sirve como testimonio de la realidad que se vive en las calles, pero por otro, abre el debate sobre la exposición mediática de la violencia y su impacto en la sociedad. ¿Cómo combatir la delincuencia sin caer en la espiral de la violencia? ¿Qué medidas se pueden tomar para proteger a los comerciantes y a la comunidad en general? Estas son algunas de las preguntas que resuenan tras este lamentable episodio.