18 de septiembre de 2025 a las 01:25
Edulcorantes sin impuestos: ¿Salud en riesgo?
La sombra de un nuevo impuesto se cierne sobre la industria de alimentos y bebidas, generando un intenso debate en torno a su efectividad y posibles consecuencias. Se trata de la propuesta de gravar las bebidas con edulcorantes bajos o sin calorías, una medida que ha encendido las alarmas entre especialistas y organismos internacionales, quienes advierten sobre un potencial freno a la innovación y un impacto cuestionable en la salud pública.
La polémica reside en la discrepancia entre los objetivos declarados y las evidencias científicas disponibles. Mientras que los impulsores del impuesto argumentan su contribución a la lucha contra la obesidad y la diabetes, organizaciones como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) han avalado la seguridad de estos edulcorantes tras rigurosas investigaciones.
La Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA) se ha posicionado firmemente en contra de la propuesta, subrayando el papel que estos ingredientes juegan en la reducción de azúcar y calorías en la dieta. Laura Miranda, coordinadora regional para Latinoamérica de la ISA, ha advertido en diversos foros sobre la falta de evidencia que demuestre la efectividad de este tipo de impuestos en la reducción del consumo. Más aún, Miranda señala un preocupante efecto colateral: el desaliento a la innovación y la reformulación de productos con menos azúcares, una tendencia que contradice las recomendaciones de organismos internacionales de salud.
La industria de alimentos y bebidas se suma a las voces críticas, argumentando que la sustitución de azúcares por edulcorantes bajos o sin calorías ofrece beneficios adicionales, como la prevención de caries dental y la disminución de la ingesta energética total. Además, insisten en la ausencia de evidencia científica que vincule el consumo de estos edulcorantes, dentro de los límites recomendados, con efectos adversos para la salud, incluyendo la microbiota intestinal.
El debate se enmarca en un contexto más amplio, el de la búsqueda de estrategias para combatir las enfermedades no transmisibles. Si bien el gobierno federal ha manifestado su intención de implementar medidas para reducir la incidencia de obesidad y diabetes, la propuesta del impuesto a las bebidas con edulcorantes bajos o sin calorías ha generado una profunda división entre quienes apoyan su implementación y quienes cuestionan su eficacia e impacto, tanto en la salud de la población como en la economía del sector. Se abre así un período crucial de análisis y discusión, en el que la evidencia científica y el diálogo constructivo deberán ser las herramientas principales para tomar decisiones informadas y responsables. El futuro de la industria y, sobre todo, la salud de los consumidores, dependen de ello. ¿Se impondrá la ideología o la ciencia prevalecerá en esta encrucijada? El tiempo lo dirá.
Fuente: El Heraldo de México