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18 de septiembre de 2025 a las 01:40

Director casi linchado por alumnos en Altamira

La indignación y la tensión se palpan en el ambiente tras los graves incidentes ocurridos en el Cetis 78 de Altamira. Lo que comenzó como una manifestación pacífica para denunciar el presunto acoso sexual del director, Julio César Barrón, se transformó en una escena de violencia que ha conmocionado a la comunidad educativa. Las acusaciones contra Barrón, quien lleva aproximadamente un año al frente del plantel, son serias: alumnas lo señalan de solicitar fotografías de índole inapropiada, un comportamiento que, según testimonios, se ha repetido y que ya había sido denunciado con anterioridad. El silencio de las autoridades educativas ante estas acusaciones previas, alimenta la frustración y la rabia que se desbordó este miércoles.

Las imágenes que circulan en redes sociales son impactantes: muestran a un grupo de estudiantes agrediendo físicamente al director, quien presenta heridas visibles en el rostro y sangrado profuso. Los gritos de los alumnos, mezcla de indignación y furia, se escuchan con nitidez en los videos, pintando un cuadro de caos y desesperación. Más allá de la agresión física, los actos vandálicos registrados en las instalaciones del Cetis 78 hablan de una profunda crisis en la institución, una crisis de confianza y de seguridad que exige una respuesta inmediata y contundente.

La intervención de la Guardia Estatal, que logró rescatar al director y retirarlo del lugar en una patrulla, fue crucial para evitar que la situación escalara a niveles aún más preocupantes. Sin embargo, la salida de Barrón del plantel no resuelve el problema de fondo. La comunidad educativa, padres de familia y alumnos, exigen una investigación exhaustiva y transparente que esclarezca los hechos y determine las responsabilidades correspondientes.

La falta de un posicionamiento oficial por parte de las autoridades educativas hasta el momento, genera aún más incertidumbre y desconfianza. ¿Qué medidas se tomarán para garantizar la seguridad de las alumnas? ¿Se investigarán las denuncias previas contra el director? ¿Qué acciones se implementarán para restablecer el orden y la tranquilidad en el Cetis 78? Estas son las preguntas que resuenan con fuerza en Altamira y que exigen respuestas claras y concretas.

Este lamentable episodio pone de manifiesto la urgente necesidad de fortalecer los protocolos de atención a denuncias de acoso y violencia dentro de las instituciones educativas. Es fundamental crear espacios seguros donde las víctimas se sientan protegidas y confiadas para alzar la voz, y donde las denuncias sean atendidas con la seriedad y la celeridad que merecen. La educación debe ser un espacio de formación integral, donde el respeto y la seguridad sean pilares fundamentales. Lo sucedido en el Cetis 78 nos obliga, como sociedad, a reflexionar y a redoblar esfuerzos para erradicar la violencia y el acoso en todos los ámbitos, especialmente en aquellos donde se forma a las futuras generaciones. El silencio y la inacción no son una opción.

Fuente: El Heraldo de México