Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Desastres Naturales

17 de septiembre de 2025 a las 15:10

Descubre los edificios perdidos en los sismos del 85 y 17

La Ciudad de México, un crisol de historia y cultura, se yergue sobre un subsuelo inquieto, un escenario donde las fuerzas telúricas han dejado una huella imborrable. No solo en el paisaje, moldeando montañas y valles con el lento transcurrir de las eras geológicas, sino también en la memoria colectiva, grabando a fuego la experiencia de sismos devastadores como los de 1985 y 2017. Estos eventos, ocurridos con la cruel coincidencia del 19 de septiembre, nos recuerdan la fragilidad de nuestras construcciones frente al poder de la naturaleza.

Más allá de las cifras oficiales, que hablan de miles de víctimas y miles de edificaciones destruidas o dañadas, cada uno de estos derrumbes representa una historia de pérdida, un vacío en el tejido urbano y una cicatriz en el alma de la ciudad. Imaginemos la angustia de quienes vivieron esos momentos, el estruendo de los edificios colapsando, el polvo que lo cubría todo, la desesperada búsqueda de sobrevivientes entre los escombros. Cada punto en el mapa de la devastación, cada hueco donde antes se alzaba una construcción, es un testimonio silencioso del impacto de estos eventos.

El análisis de los mapas de derrumbes nos revela patrones interesantes. En 1985, la zona centro de la ciudad fue la más afectada, un reflejo de la densidad poblacional y la antigüedad de muchas de las construcciones. En contraste, en 2017, los derrumbes se concentraron en una franja que corre de norte a sur, coincidiendo con el antiguo límite del Lago de Texcoco. Esta diferencia nos habla de la compleja interacción entre la geología del subsuelo y las características de las edificaciones.

La reconstrucción, tanto física como emocional, tras estos eventos ha sido un proceso largo y complejo. Se han implementado nuevas normas de construcción, más rigurosas y adaptadas a la realidad sísmica de la ciudad. Pero también se han aprendido lecciones a un costo muy alto, lecciones sobre la importancia de la prevención, la planificación urbana y la solidaridad en momentos de crisis.

La memoria de estos sismos no debe desvanecerse. Es un recordatorio constante de la necesidad de estar preparados, de invertir en infraestructuras resilientes y de fomentar una cultura de la prevención. La Ciudad de México, con su historia de resiliencia y su capacidad de reinventarse, seguirá construyendo su futuro sobre los cimientos de su pasado, aprendiendo de las lecciones que la tierra misma le ha enseñado. Es un desafío continuo, una tarea que requiere la colaboración de todos, para que la ciudad pueda enfrentar los retos del futuro con mayor seguridad y fortaleza.

Además, es importante destacar el valor de la investigación y la documentación de estos eventos. El análisis de los datos, como el realizado por El Heraldo de México al elaborar el mapa interactivo de los 100 edificios derrumbados, nos permite comprender mejor los patrones de los sismos y sus efectos en las estructuras. Esta información es crucial para mejorar las prácticas de construcción y la planificación urbana, así como para desarrollar estrategias de prevención y respuesta ante futuras emergencias. La historia de los sismos en la Ciudad de México es una historia de aprendizaje continuo, una historia que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y la importancia de construir un futuro más seguro y resiliente.

Fuente: El Heraldo de México