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17 de septiembre de 2025 a las 09:31

Descubre el Periodismo Libre

La batalla legal que enfrenta Donald Trump contra el New York Times y varios de sus reporteros nos recuerda la fragilidad de la libertad de prensa, un derecho fundamental que, como la democracia misma, requiere de constante vigilancia y defensa. No se trata simplemente de un pleito entre un expresidente y un periódico, sino de un choque frontal entre el poder y la verdad, entre la opacidad y la transparencia. Trump, con su demanda multimillonaria por difamación, busca no solo silenciar al NYT, sino enviar un mensaje intimidatorio a todos los medios de comunicación: investiguen bajo su propio riesgo.

La historia nos muestra cómo los regímenes autoritarios, y a veces incluso los democráticos en momentos de crisis, utilizan la censura y la persecución judicial como herramientas para controlar la narrativa y acallar las voces críticas. Recordemos las épocas oscuras en México, cuando el poder presidencial controlaba la distribución del papel, las concesiones de radio y televisión, y la publicidad oficial, asfixiando así a los medios independientes y manipulando la información. Hoy, si bien hemos avanzado en la lucha contra la censura, la amenaza sigue latente, no solo desde el poder político, sino también desde el crimen organizado, que ha convertido a México en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.

En el caso de Trump contra el NYT, la acusación de "cobertura sesgada" se utiliza como pretexto para intentar deslegitimar la labor periodística. ¿Pero qué es una cobertura sesgada? ¿Acaso existe la objetividad pura en el periodismo? Todo periodista, por el simple hecho de ser humano, tiene una perspectiva, una visión del mundo que inevitablemente influye en su trabajo. Lo importante es la honestidad intelectual, la rigurosidad en la investigación y la presentación de la información de manera equilibrada, dando voz a las diferentes partes involucradas. El NYT, con su larga trayectoria de periodismo de investigación, ha demostrado un compromiso con la verdad y la transparencia, y ha pagado un alto precio por ello.

La demanda de Trump, más allá de su viabilidad jurídica, pone de manifiesto la importancia de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que protege la libertad de expresión y de prensa. Esta enmienda, pilar fundamental de la democracia estadounidense, es un escudo contra los intentos de censura y una garantía para el derecho ciudadano a estar informado. De ganar Trump este juicio, se sentaría un precedente peligroso que podría tener consecuencias devastadoras para la libertad de prensa, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

La cifra de 15 mil millones de dólares, astronómica e inalcanzable para el grupo mediático, no es el verdadero objetivo de Trump. Lo que busca es intimidar, silenciar y desanimar al periodismo independiente. Busca crear un clima de miedo en el que los periodistas se autocensuren por temor a represalias legales. Es una estrategia que ya hemos visto en otros países, donde los poderosos utilizan el sistema judicial para acallar a sus críticos y controlar la información.

El primer round de esta batalla legal lo ganó el NYT, y los expertos legales coinciden en que es probable que la historia se repita. Sin embargo, la lucha por la libertad de prensa es una batalla continua, que requiere la vigilancia constante de la sociedad civil y el compromiso inquebrantable de los periodistas. El futuro del periodismo libre, y por ende, de la democracia misma, depende de ello. La victoria del NYT en este caso no solo significaría la defensa de su propio derecho a informar, sino también la reafirmación de un principio fundamental: el derecho de la sociedad a saber.

Fuente: El Heraldo de México