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17 de septiembre de 2025 a las 19:15

Daniela Celis devastada: El accidente de Thiago

La angustia se palpa en el aire. Daniela Celis, expareja de Thiago Medina, revive con crudeza el instante en que su mundo se detuvo. Un llamado telefónico, una voz desconocida, palabras que retumban como un eco siniestro: "Thiago tuvo un accidente". La incertidumbre, el miedo, la desesperación, una mezcla de emociones que la golpearon con la fuerza de un maremoto. Llegar a casa y no encontrar a Thiago, un hecho inusual que encendió las primeras alarmas. La niñera a cargo de las pequeñas Laia y Aimé, una situación que nunca antes se había presentado, incrementó la inquietud. Las llamadas sin respuesta, la angustia creciendo con cada tono de espera, hasta que finalmente, una voz femenina del otro lado del teléfono confirmó sus peores temores.

El Hospital de Moreno, el quirófano, la urgencia en la voz de quien le comunicaba la noticia. Un torbellino de pensamientos la invadió. El mundo se redujo a un segundo, un minuto interminable donde el tiempo perdió todo significado. La prioridad: sus hijas. Encomendarlas al cuidado de su familia, informar a los seres queridos de Thiago y correr hacia el hospital, con el corazón latiéndole a un ritmo desenfrenado.

En medio del caos, una figura emerge como un ángel guardián: Raúl, un vecino que prestó auxilio inmediato a Thiago. Sus palabras, "no me quiero morir", un bálsamo para Daniela, un rayo de esperanza en medio de la tormenta. Un testimonio vital que desmiente los rumores de un posible intento de suicidio, una sombra que se cernía sobre la tragedia. La imagen de Thiago aferrándose a la vida, luchando por volver con sus hijas, con Daniela, se convierte en el motor que la impulsa a seguir adelante.

La mochila con cuatro mudas de ropa, la cercanía del accidente a su hogar, detalles que ahora cobran un significado desgarrador. La visita de Thiago, planeada para un fin de semana familiar, truncada por un destino cruel e impredecible. El diagnóstico reservado, la lucha diaria, hora tras hora, minuto a minuto, contra un pronóstico incierto. La plegaria de una madre que implora por la vida del padre de sus hijas: "Lo único que quiero es que mis hijas no se queden sin papá".

El último parte médico, emitido por el Hospital Mariano y Luciano de la Vega, mantiene la tensión en su punto máximo. Thiago, de tan solo 22 años, lucha por su vida en la Unidad de Terapia Intensiva. Seis costillas fracturadas, politraumatismos que comprometen órganos vitales, un pulmón severamente dañado. La fiebre, los cultivos, el cambio de antibióticos, cada detalle clínico se sigue con atención, cada informe médico se espera con la respiración contenida. La estabilidad, una palabra que se aferra a la esperanza, pero el pronóstico sigue siendo reservado. La incertidumbre continúa, la espera se prolonga, y la cadena de oración por la recuperación de Thiago se extiende, abrazando a Daniela, a sus hijas, y a todos aquellos que anhelan un milagro.

Fuente: El Heraldo de México