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17 de septiembre de 2025 a las 04:00

Alerta: Mar de fondo amenaza Oaxaca

El embate implacable del mar de fondo vuelve a sembrar la angustia en la comunidad de Cuauhtémoc, San Mateo del Mar, Oaxaca. Las olas, imponentes y amenazantes, alcanzando hasta 7 metros de altura, han recordado una vez más la vulnerabilidad de este pueblo pesquero frente a la fuerza de la naturaleza. Tras un sismo de magnitud 5.0, el mar se alzó, inundando calles y penetrando en los hogares, dejando a su paso un rastro de incertidumbre y desesperación. Al menos 50 viviendas han sucumbido ante el embate del agua salada, un escenario que se repite con dolorosa periodicidad, reavivando el clamor de los habitantes por una solución definitiva a su precaria situación.

La comunidad, compuesta por aproximadamente 800 almas, vive con la constante amenaza del océano. No se trata de un fenómeno nuevo, sino de una lucha que se libra año tras año. El mar, que antaño era fuente de sustento y vida, se ha convertido en un enemigo silencioso que poco a poco les arrebata lo que con tanto esfuerzo han construido. Sus calles, antes llenas de vida, se convierten en ríos de agua salada, y sus hogares, en refugios precarios frente a la furia del océano. La incertidumbre se apodera de las familias que ven cómo sus pertenencias, fruto del trabajo duro, son arrastradas por la corriente.

La reubicación, una demanda que resuena desde hace meses, cobra ahora más fuerza que nunca. Los habitantes de Cuauhtémoc, conscientes del peligro inminente, han aceptado la necesidad de abandonar sus hogares, sus raíces, para buscar la seguridad que el mar les niega. El testimonio de los ancianos, guardianes de la memoria colectiva, es un crudo recordatorio del avance implacable del océano. Relatan cómo hace tres décadas, cuando levantaron sus casas con ilusión y esperanza, la línea costera se encontraba a más de 400 metros de distancia. Hoy, el mar ruge a escasos 25 metros, una distancia que se acorta con cada temporal, con cada embate del mar de fondo.

La activación de los protocolos de ayuda por parte de las autoridades locales y estatales ofrece un alivio temporal, una mano amiga en medio de la tragedia. Sin embargo, la comunidad clama por soluciones a largo plazo, por medidas que garanticen su seguridad y su futuro. La reubicación se presenta como la única alternativa viable, un nuevo comienzo en un lugar donde el mar no represente una amenaza constante, donde puedan reconstruir sus vidas con la tranquilidad que les ha sido negada durante tanto tiempo. La mirada de los habitantes de Cuauhtémoc se dirige ahora hacia el futuro, con la esperanza de que esta vez, su llamado sea escuchado y se les brinde la oportunidad de vivir en un lugar seguro, donde el rugido del mar sea solo un recuerdo lejano. Mientras tanto, la lucha contra el mar continúa, una lucha por la supervivencia, por la dignidad, por el derecho a un futuro mejor.

Fuente: El Heraldo de México