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16 de septiembre de 2025 a las 06:15
Xochimilco vibra con el grito mexicano
El ambiente festivo se apoderó de Xochimilco desde tempranas horas. A las ocho y media, la explanada de la alcaldía ya bullía de xochimilcas expectantes, ansiosos por celebrar el Grito de Independencia. El escenario, engalanado con motivos patrios, resonaba con la vibrante música regional, mientras las banderas mexicanas ondeaban al unísono, creando un mar tricolor bajo el cielo crepuscular.
Un aroma a tradición inundaba el aire. Por donde se miraba, Xochimilco se vestía de verde, blanco y rojo. Largas filas se formaban frente a las carpas que ofrecían delicias culinarias típicas de la fecha: desde el pozole humeante, con su aroma a orégano y chile, hasta los pambazos crujientes, pasando por los inigualables chiles en nogada, una verdadera joya gastronómica de la temporada. Las familias, ataviadas con trajes típicos, recorrían los puestos con sonrisas expectantes, compartiendo la alegría de la celebración.
La seguridad, un elemento crucial para garantizar la tranquilidad de los asistentes, se hizo notar con una presencia discreta pero efectiva. Un cordón de seguridad, compuesto por elementos de la alcaldía, reforzado por la Guardia Nacional, resguardaba la explanada. Este despliegue, parte de un plan integral de prevención y vigilancia que incluye la participación del Ejército Mexicano, la Marina, Protección Civil y Movilidad, transmitía una sensación de calma y confianza, permitiendo a los xochimilcas disfrutar plenamente de la fiesta.
A medida que la noche avanzaba, la música nostálgica llenaba el aire, preparando el terreno para la esperada presentación de Jorge Carmona. La promesa de salsa y ritmo prometía encender los ánimos y poner a bailar a todos los presentes frente al escenario.
La algarabía crecía con cada minuto. Espumas de colores volaban por los aires, las matracas resonaban con su característico sonido festivo y los cantos populares se elevaban en un coro multitudinario. Niños y adultos, ataviados con trajes tradicionales, se unían a la celebración, disfrutando de la seguridad y la alegría que se respiraba en cada rincón de Xochimilco. Era una noche mágica, una noche para celebrar la identidad mexicana, una noche para recordar la historia y proyectar un futuro lleno de esperanza. Xochimilco, con su encanto único, se convertía en el epicentro de la fiesta patria, un lugar donde la tradición y la alegría se fusionaban en una celebración inolvidable. La noche prometía ser larga y llena de emociones, una noche para recordar con orgullo y compartir con las generaciones venideras.
Fuente: El Heraldo de México