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16 de septiembre de 2025 a las 23:55

¡Viva México! El grito de Cayetana.

La reaparición de Alejandro Fernández en Las Vegas tras su convalecencia por salmonelosis se convirtió en un evento memorable, no solo por el fervor patrio que acompañó la celebración del Día de la Independencia de México, sino por la inesperada y adorable irrupción de su nieta, Cayetana, en el escenario. El "Potrillo", visiblemente recuperado y con la energía que lo caracteriza, deleitó a la multitud con su repertorio clásico, acompañado por su hija Camila Fernández. Sin embargo, la noche tomó un giro inesperado cuando la pequeña Cayetana, de tan solo cuatro años, se robó el corazón del público con una espontaneidad que desató risas y aplausos.

El momento cumbre llegó cuando Alejandro Fernández invitó a su nieta al escenario. Con una desinhibición propia de su edad, Cayetana tomó el micrófono y, con una voz que resonó con fuerza en el recinto, lanzó el tradicional grito mexicano, añadiendo un toque personal que se viralizó rápidamente en redes sociales. La expresión "¡Viva México, c4br0n3s!", pronunciada con la inocencia infantil, generó una mezcla de sorpresa y diversión entre los asistentes. La orgullosa madre, Camila Fernández, observaba la escena con una sonrisa cómplice, mientras Alejandro, entre risas y asombro, interrogaba a su nieta sobre el origen de tan peculiar expresión. La respuesta de Cayetana, simple y directa –"Mi bito"–, desató carcajadas y confirmó la influencia del abuelo en la pequeña.

Alejandro Fernández, lejos de reprender a su nieta, asumió la responsabilidad con humor y orgullo, afirmando que él mismo le había enseñado la expresión, a pesar de la reticencia de Camila. Este gesto, más allá de la anécdota, reafirmó el compromiso del cantante con la cultura y la música mexicana, un legado que parece transmitirse de generación en generación. "Los Fernández siempre, pero siempre vamos a estar defendiendo la música mexicana donde sea que se nos abra una ventanita y dejando a México bien en alto…", declaró el "Potrillo", palabras que resonaron con fuerza en el contexto de la celebración patriótica.

El incidente, lejos de empañar la presentación, la enriqueció con un toque de autenticidad y ternura. La naturalidad de Cayetana, su carisma innato y la complicidad con su abuelo, crearon un momento mágico que trascendió la música y se convirtió en un testimonio del amor familiar y el orgullo por las raíces mexicanas. La reaparición de Alejandro Fernández, marcada por la superación de sus problemas de salud y la inesperada participación de su nieta, se convirtió en un hito en su carrera, un recordatorio de la vigencia de su música y la fuerza de su legado familiar. La pequeña Cayetana, sin proponérselo, se convirtió en la estrella de la noche, demostrando que la pasión por la música y la tradición mexicana corre por las venas de la familia Fernández. El futuro de la música mexicana, a juzgar por esta anécdota, parece estar en buenas manos.

Fuente: El Heraldo de México