16 de septiembre de 2025 a las 09:45
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La resonancia del Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana aún se siente en los muros del Vaticano y en los corazones de quienes seguimos sus inspiradoras jornadas. Más allá del magnífico espectáculo "Grace for the World" que iluminó la Plaza de San Pedro, con la potencia de las voces unidas y el juego de luces sobre la Basílica, la verdadera luz emanó del diálogo profundo y la búsqueda sincera de soluciones a los desafíos que enfrenta nuestra humanidad.
Casi 300 mil almas congregadas, no solo como espectadores, sino como testigos de un llamado a la acción. Un llamado que resonó con fuerza en las palabras del Papa León XIV, quien, con la sabiduría que lo caracteriza, nos instó a ver en los pobres no receptores pasivos de nuestra caridad, sino protagonistas activos en la construcción de un futuro más justo. No se trata de dar, sino de empoderar, de brindar las herramientas necesarias para que cada individuo, independientemente de su circunstancia, pueda forjar su propio destino y contribuir al bien común.
Imaginen el impacto de proyectos que, impulsados por la caridad social y la cooperación entre saberes, logren tender puentes entre generaciones, uniendo la experiencia con la innovación. Proyectos que no solo mitiguen las desigualdades, sino que construyan una sociedad donde la solidaridad sea el pilar fundamental. Ese es el desafío que el Papa León XIV nos ha planteado, un desafío que nos exige aportar no solo recursos, sino también nuestro esfuerzo, conocimiento y experiencia.
En un mundo cada vez más permeado por la tecnología, la inteligencia artificial se presenta como una herramienta poderosa, capaz de transformar nuestra realidad. Pero, como bien lo ha recordado el Papa en diversas ocasiones, su potencial solo se alcanzará si la guiamos con una brújula ética. Debemos preguntarnos: ¿Estamos utilizando esta herramienta para el bien común o para perpetuar las desigualdades?
La guerra, ese flagelo que sigue azotando a la humanidad, también estuvo presente en las reflexiones del Encuentro. El Papa León XIV nos instó a pasar de la indiferencia a la responsabilidad compartida, a dejar de ser meros observadores del sufrimiento ajeno y convertirnos en agentes de cambio. Porque el diagnóstico, por más certero que sea, no basta. Necesitamos acción, necesitamos compromiso, necesitamos trabajar juntos para construir la paz.
Este Encuentro, enmarcado en el Jubileo de la Esperanza del 2025, ha sido un crisol de voces, un espacio de encuentro entre culturas y religiones, donde líderes de diferentes denominaciones y activistas por la paz han unido sus fuerzas en la búsqueda de un mundo más fraterno. Las palabras del Papa, la presencia de Premios Nobel, líderes sociales, religiosos y académicos, la música, las luces, la multitud congregada en la Plaza de San Pedro… todo ha contribuido a crear un momento único, un momento de reflexión que debe trascender las fronteras del Vaticano y llegar a cada rincón del planeta.
Es nuestro deber, como ciudadanos del mundo, escuchar estas voces, reflexionar sobre estos conceptos, dejar que estas emociones nos interpelen y nos impulsen a la acción. La fraternidad humana no es un sueño utópico, sino una meta alcanzable si trabajamos juntos, con esperanza y determinación.
Fuente: El Heraldo de México