16 de septiembre de 2025 a las 03:00
Tragedia en Nueva York: Mexicano acusado de asesinato
La madrugada del sábado 13 de septiembre quedará grabada en la memoria de Queens como una noche de violencia sin sentido. Una joven vida, llena de promesa, fue truncada abruptamente en las calles de Elmhurst. Jhoanny Álvarez, una adolescente venezolana de tan solo 16 años, perdió la vida en un acto de brutalidad que ha conmocionado a la comunidad. Imaginen la escena: Roosevelt Avenue, cerca del restaurante Prima Donna, un lugar vibrante usualmente lleno de vida, ahora marcado por la tragedia. Jhoanny, acompañada de su novio, su madre y su padrastro, se dirigían a casa después de una noche de sábado. De repente, un hombre, identificado como Edwin Cruz Gómez, de 38 años y originario de México, irrumpe en la tranquilidad de la noche con comentarios lascivos e inapropiados dirigidos a Jhoanny y su madre. Un intercambio de palabras que rápidamente escala a una confrontación física. Testigos intervienen para separar a los involucrados, y la familia de Jhoanny intenta alejarse, buscando refugio al otro lado de la calle. Creen haber escapado del peligro, pero la pesadilla apenas comienza.
Cruz Gómez, cegado por la ira y el alcohol – las pruebas revelaron un nivel de alcohol en sangre casi el doble del límite legal – se sube a su Chevrolet Suburban. No busca una salida pacífica, no busca la razón. Su mente está nublada por la furia. Gira en la calle Benham, sube a la acera y, como un misil descontrolado, se dirige directamente hacia el grupo donde se encuentra Jhoanny y su familia. No frena. No intenta esquivarlos. La imagen es escalofriante, capturada por las cámaras de seguridad que ahora sirven como testimonio silencioso de la barbarie. Jhoanny, atrapada contra un poste, no tiene tiempo de reaccionar. El impacto es brutal. Su vida se apaga en ese instante. Su madre, herida en las piernas, es trasladada al hospital, luchando por su vida, marcada física y emocionalmente por la tragedia. El padrastro también sufre lesiones, mientras que el novio de Jhoanny, por un golpe de suerte, logra esquivar el vehículo.
La escena posterior es dantesca. Cruz Gómez, tras el impacto, retrocede, choca contra una furgoneta estacionada y huye a pie, como si pudiera escapar de la realidad, del horror que acaba de provocar. Su huida es patética, corta. A pocas cuadras, se acerca a oficiales de policía, alegando haber sido agredido. Una mentira que se desmorona rápidamente, llevándolo de vuelta a la escena del crimen, donde es arrestado.
La fiscal Melinda Katz no ha dudado en calificar este acto como una "represalia violenta" y ha presentado cargos de asesinato en primer grado, intento de asesinato, agresión, homicidio vehicular y conducción bajo los efectos del alcohol, entre otros. Las pruebas son contundentes: los videos de vigilancia, el testimonio de los testigos, el estado de embriaguez del acusado. Cruz Gómez, ahora detenido sin fianza, enfrenta una posible condena de 25 años a cadena perpetua.
Este caso nos deja con una profunda tristeza y una serie de interrogantes. ¿Cómo puede la ira descontrolada llevar a un acto tan brutal? ¿Cómo podemos, como sociedad, prevenir este tipo de tragedias? La vida de Jhoanny Álvarez fue arrebatada injustamente, dejando un vacío irreparable en su familia y en la comunidad. Su memoria debe servir como un recordatorio de la importancia de la tolerancia, del respeto y de la necesidad de erradicar la violencia en todas sus formas. Que su historia no se olvide. Que sirva como un llamado a la reflexión y a la acción para construir un mundo más seguro y justo para todos.
Fuente: El Heraldo de México