Inicio > Noticias > Violencia de Género
16 de septiembre de 2025 a las 13:20
Justicia tardía: Millones para la familia de Paola
La historia de Paola Estefanía Tacacho es un grito silenciado que finalmente resuena en los tribunales. Durante cinco largos años, su voz, clamando por protección ante el acoso incesante de un exalumno, se perdió en los laberintos de la burocracia y la indiferencia. Catorce denuncias, un número que hiela la sangre, quedaron archivadas en la gélida memoria de un sistema que falló en su deber más fundamental: proteger la vida de una ciudadana. Imaginen la angustia de Paola, la creciente desesperación al ver cómo sus súplicas eran ignoradas, cómo el peligro se cernía sobre ella cada vez más, mientras las autoridades, con una frialdad pasmosa, archivaban su caso ¡por falta de espacio físico! ¿Qué espacio puede haber para la justicia cuando se le niega a una víctima el derecho fundamental a la seguridad?
Este caso, lamentablemente, no es un hecho aislado. Es un reflejo doloroso de la violencia sistemática que sufren tantas mujeres, silenciadas por un sistema que a menudo las revictimiza. La destitución del juez Juan Francisco Pisa, responsable de sobreseer al acusado, es un pequeño triunfo, una gota de justicia en un océano de impunidad. Pero ¿es suficiente? ¿Puede una destitución reparar el daño irreparable, devolverle la vida a Paola, la tranquilidad a su familia?
La indemnización millonaria que recibirá la familia de Paola, aunque histórica, no puede compensar la pérdida de un ser querido. Es un reconocimiento tardío de la responsabilidad del Estado en este femicidio, una admisión de culpa que llega demasiado tarde. Como bien dice Mariela, la madre de Paola, el dinero no es lo importante. Lo que importa es la justicia, es que la voz de Paola, finalmente, sea escuchada. Es que se reconozca la falla del sistema, la indiferencia que permitió que un acosador se convirtiera en asesino.
La lucha de Mariela, la lucha de la familia de Paola, es la lucha de todas las mujeres que exigen vivir libres de violencia. Es una lucha por un sistema judicial que las proteja, que las escuche, que no las abandone a su suerte. Es una lucha por un futuro donde ninguna mujer tenga que temer por su vida por el simple hecho de ser mujer. El caso de Paola Estefanía Tacacho debe ser un punto de inflexión, un llamado a la acción para que la justicia deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho para todas. Que su memoria nos impulse a construir una sociedad más justa, más segura, donde la vida de las mujeres sea valorada y protegida. Que su historia no se repita.
Fuente: El Heraldo de México