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16 de septiembre de 2025 a las 12:35

Descubre el México de ayer, hoy y mañana

La imagen de México en el exterior es un caleidoscopio de percepciones, un complejo entramado de luces y sombras que se debate entre la riqueza cultural y los estereotipos. Desde la mirada extranjera, nuestro país se viste con los colores vibrantes del arte de Frida Kahlo, se envuelve en el misticismo de nuestras tradiciones ancestrales y se deleita con la explosión de sabores de nuestra gastronomía. Sin embargo, esta imagen idílica a menudo se ve empañada por la sombra alargada de la narcocultura, una narrativa impuesta que amenaza con eclipsar la verdadera esencia de México.

César Villanueva Rivas, escritor y académico, nos alerta sobre este peligro. El sombrero, Frida y el Boom literario, símbolos que alguna vez representaron la ruralidad, la excentricidad y el atractivo emergente de México, ahora compiten con una nueva iconografía: la de los corridos tumbados, la violencia y los capos. Es más fácil, lamentablemente, reconocer a Peso Pluma que a Octavio Paz, una realidad que nos obliga a reflexionar sobre la narrativa que estamos proyectando al mundo. ¿Queremos ser conocidos por la narcocultura o por la riqueza cultural que nos distingue?

La respuesta, sin duda, es la segunda. Necesitamos, como propone Villanueva, construir nuevas narrativas que nos muestren como un país de paz, abundancia y contrastes positivos. Un país donde, como él mismo afirma, se puede vivir bien sin tener que ser millonario. Un país que celebra su diversidad, su historia y su gente. Un país que se enorgullece de sus raíces y mira hacia el futuro con esperanza.

La fallida "Marca País" del sexenio de Felipe Calderón es un ejemplo de cómo los intentos por mejorar la imagen de México pueden fracasar por falta de sincronía gubernamental. Sin embargo, la figura de la presidenta Sheinbaum, como señala Villanueva, ofrece una nueva oportunidad. Su liderazgo, su elegancia y su firmeza frente a las acusaciones de Donald Trump, la convierten en un símbolo de la fortaleza y la resiliencia de México. Una mujer al frente de un país tradicionalmente machista, una imagen que rompe estereotipos y proyecta una imagen de modernidad y progreso.

No se trata de negar los problemas, sino de enfrentarlos con inteligencia y determinación. La diplomacia cultural, como propone Villanueva, es una herramienta fundamental para redefinir la imagen de México en el mundo. Debemos dejar de reírnos de nuestras dificultades y empezar a canalizar nuestra creatividad y resiliencia hacia un propósito mayor: mostrar al mundo la verdadera cara de México. Un país pacífico, próspero y lleno de contrastes, un país que se levanta con orgullo y se abre al mundo con los brazos abiertos.

La tarea no es sencilla, pero es impostergable. Debemos recuperar la narrativa, reivindicar nuestra identidad y mostrar al mundo la grandeza de México. Un país que va más allá de los estereotipos, un país que late con fuerza y se proyecta hacia el futuro con la certeza de que lo mejor está aún por venir. Un país que, en definitiva, merece ser conocido y admirado por su verdadera esencia, no por la imagen distorsionada que a veces se proyecta.

Fuente: El Heraldo de México