16 de septiembre de 2025 a las 09:45
¿Chile retrocede?
En un México ensombrecido por la corrupción, la violencia y un preocupante retroceso democrático, la celebración de la Independencia adquiere un matiz agridulce. El reciente escándalo del "huachicol fiscal" en la Secretaría de Marina, la captura del ex secretario de seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, y el constante embate a las instituciones desde el poder, nos obligan a reflexionar sobre el verdadero significado de la libertad y la soberanía en estos tiempos turbulentos.
No podemos ignorar la profunda crisis que atraviesa nuestra nación. La violencia generada por el crimen organizado, a menudo en contubernio con autoridades de los tres niveles de gobierno, ha sembrado el terror en vastas regiones del país. El avance imparable de los cárteles nos hace preguntarnos si estamos ante la consolidación de un narcoestado, un escenario que pone en grave riesgo la estabilidad social y el futuro mismo de México.
En este contexto, el Grito de Dolores resuena con una fuerza particular. Recordamos a aquellos héroes que lucharon por la independencia y la justicia, y nos preguntamos si su sacrificio ha sido en vano. La lucha por la libertad no termina con la expulsión de un poder extranjero, sino que se renueva constantemente ante las amenazas internas que buscan socavar nuestras instituciones y nuestros derechos.
La regresión democrática que estamos presenciando es una llamada de atención. La concentración del poder, el debilitamiento de los contrapesos y el ataque sistemático a la libertad de expresión nos obligan a alzar la voz y a defender los principios que sustentan nuestra democracia. No podemos permitir que el autoritarismo se instale en nuestro país.
Es imperativo que la ciudadanía se organice y participe activamente en la vida política. La apatía y la resignación son los peores enemigos de la democracia. Debemos exigir a nuestros gobernantes que rindan cuentas, que combatan la corrupción y que garanticen la seguridad de todos los mexicanos.
La construcción de un México justo y próspero requiere del esfuerzo conjunto de todos. Debemos superar la polarización y la división, y trabajar juntos para construir un futuro mejor para las nuevas generaciones. El legado de nuestros héroes nos inspira a seguir luchando por la libertad, la justicia y la democracia. No podemos claudicar.
El panorama actual nos presenta un desafío ineludible: la defensa de nuestra soberanía no solo frente a amenazas externas, sino también, y quizás de manera más apremiante, frente a la corrupción y la impunidad que corroen las entrañas del poder. La captura de Bermúdez Requena, si bien representa un avance en la lucha contra el crimen organizado, también deja al descubierto la profunda infiltración del narcotráfico en las estructuras del Estado.
Ante este panorama desolador, la conmemoración de la Independencia no puede ser un mero acto protocolario. Debe ser un llamado a la reflexión, a la acción y a la unidad. Debemos recordar que la libertad no se nos concede, sino que se conquista y se defiende día a día. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos exigir un cambio de rumbo, un gobierno que esté a la altura de las circunstancias y que trabaje incansablemente por el bienestar de todos los mexicanos.
No podemos permitir que el miedo y la desesperanza nos paralicen. La historia nos ha demostrado que la lucha por la libertad es un camino largo y difícil, pero que vale la pena recorrerlo. En este aniversario de la Independencia, renovemos nuestro compromiso con la construcción de un México más justo, democrático y próspero. El futuro de nuestra nación está en nuestras manos.
Fuente: El Heraldo de México